viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo 188

Tamara tardó solamente un momento en darse cuenta...

TAMI: ¿Tinito?
MARTÍN: Si, así me dice... (Estaba tan embobado con su pequeña, que no entendía) ¿Quién es muy hermosa? Si, hija, tú... (Otro gorgoteo) ¡Sigue dándome la razón! Espero que seas así a los 16, Martina... (Ve que Tami lo mira) ¿Qué?
TAMI: (Niega con la cabeza y luego lo besa) Te amo...
MARTÍN: Mmmm... ¿No hay más de esos?
TAMI: Si, pero primero, comamos....
MARTÍN: Comamos...

A unas cuantas calles de allí, Alex hablaba con un viejo amigo por teléfono. Al terminar, tenía un gesto extraño, pero tranquilo. Bautista, Maru, Andrés y Sam, estaban en su casa. Dani preparaba café para todos

ALEX: Pues, bien, la cosa no parece simple, pero Leandro tiene fe.
BAUTISTA: ¿Va a tomar el caso?
ALEX: Si Martín accede, por supuesto.
SAM: ¿Podrá ayudarlo?
ALEX: Es uno de los mejores psicólogos del país, Sam, así que lo que sea que logre con Tincho, será positivo. Quiero hablar con Tami y decirle que lo lleve al médico, que lo revisen. No se si mi hermana pueda pensar en esas cosas ahora...
DANI: Tus papás llamaron, amor, ya vieron a Martín en casa de tu hermana y que se le veía cauto...
BAUTISTA: Yo ya quiero verlo, ¿no podemos ir de uno en uno?
ALEX: (Ayuda a Dani a servir el café) Todos queremos verlo, pero hay que darle espacio y dejar que su familia lo haga primero.
ANDRÉS: Exacto. Si nosotros estamos ansiosos, imagina lo que deben sentir sus papás y sus hermanos.
MARU: Paciencia, amor, lo importante es que está con nosotros. (Se despierta Lucía)
ALEX: Esa niña quiere padrino... (La alza) Hola, preciosa...
DANI: (Le habla a la niña) A tu padrino se le cae la baba, Luci...
MARU: Esa es tu culpa, Munita, jajajaja, no se lo endilgues a mi princesa...
ALEX: Es cierto, Dani, babeo por ti... (La niña llora) ¡¡Y por ti también, Lu!! No llores...
BAUTISTA: Mi hija tiene su carácter, jajajaja...
DANI: Carácter Villalta, jajajaja... ¿O no, Muni?
MARU: ¡Totalmente! Lo Burak te lleva directo a ese lugar tan bonito donde te ponen esos chalecos precioooosoooss que hacen que te abraces a ti mismo...
SAM: Jajajaja... ¡El cuarto blanco!
MARU: ¡Tal cual!
ALEX: No les hagas caso, Lucía, tú eres toda Zavala
DANI: Nada de eso, mi amor, Lu es una Villalta pura....
ALEX: No, es toda Zavala, Cosita...
DANI: Pobrecito, Lu, tu padrino es un pobre iluso (Besa a la niña, luego mira a su marido) Pero lo amo (Lo besa)
ALEX: No, bebita hermosa, tu madrina es una soñadora, pero te cuento un secreto, es el amor de mi vida... (Se dan unos buenos besotes)
MARU: Oigan, la niña es lo mejor que acompañó a mi apellido y Dios quiera, la primer Burak que no termine lunática... No me lo arruinen...
BAUTISTA: Jajajaja... Es Burak, mi amor, totalmente...
DANI: Puñalada, Munita, ¡JUM!... Mi amor, voy a llamar a tu hermana para preguntarle una cosa, ¿quieres que le diga algo?
ALEX: (Deja a la pequeña con su papá) Si, coméntale del psicólogo, por favor. Yo voy a buscar algo al cuarto. (Beso a Dani) Ya regreso
DANI: Ok...

En su casa, Tami terminaba de hacer la comida y sonó el teléfono. Martín descolgó...

MARTÍN: ¿Bueno?
DANI: (Se emociona) Hola, Martín, ¿está Tami por ahí?
MARTÍN: Si, ¿quién le habla?
DANI: Soy Dani, su cuñada, ¿cómo estás?
MARTÍN: Bien y vivo... Siento no acordarme de ti, porque se nota que preguntas con sinceridad. Te paso a mi Mocosa. (Le lleva el teléfono) Es Dani, tu cuñada...
TAMI: (Coge el aparato) Gracias, precioso (Lo besa y atiende) Dime, Dani...
DANI: Te iba a preguntar que si quieres las mantitas de Jana, insiste en  que su prima duerma con sus mantitas...
TAMI: Jajajaja, ¡claro que si! Pero que las traiga ella en persona y se las de a Martina...
DANI: Ok, cuando me digas, te las llevamos... Otra cosa, cuñis, tu hermano te manda a decir que si quieres llevar a Martín al doctor, que le avises, que tiene un amigo psicólogo...
TAMI: Tengo que preguntarle a él... (Se aleja un poco) ¡Ay, Dani! No sabes lo que es tenerlo aquí...
DANI: Me lo imagino, Tami, disfrútalo todo lo que puedas...
TAMI: Eso hago. Aguarda un momento, Dani, por favor... (Vuelve a la cocina) Insoportable, ¿puedes checar la comida mientras hablo con Daniela?
MARTÍN: Claro, Mocosa, Martina y yo, nos encargamos de todo... (La besa)
TAMI: (Entrando a la alcoba) ¿Dani? ¿Sigues ahí?
DANI: Si, dime...
TAMI: Me siento tan rara. Es él, en toda su magnitud. Dulce, amable, cariñoso, atento y me mira como siempre, ¿sabes? Pero, no me recuerda y no se cómo manejar eso. Vas a pensar que soy una tonta, pero es como si lo estuviera engañando con él mismo...
DANI: No eres ninguna tonta, debe de ser difícil de asimilar, pero con tu amor y el de Martina, todo volverá a ser como antes... No te angusties, es tu esposo, con o sin memoria...
TAMI: Lo es... Está tan flaco y tiene cicatrices que deben ser del accidente, no puedo ni imaginar qué le pasó, ¿cómo sobrevivió? Tato tuvo una buena idea, creo que el psicólogo puede ayudarlo, porque tiene recuerdos fugaces del accidente y se pone mal.
DANI: ¿Tiene pesadillas?
TAMI: Si y son fuertes, se despierta angustiado, agitado. Por lo que me dijo, se tiró en paracaídas, pero no recuerda más que eso. Hace un rato me habló de su mamá, pero él no se dio cuenta que lo hizo y recordó un regalo que me dio, uno de nuestros encuentros íntimos y a Gabo.
DANI: ¿Ves? Va en progreso. Háblale del psicólogo y si te dice que si, llévalo lo antes posible...
TAMI: Eso voy a hacer. Mañana viene su familia a verlo y después, quiere ver a toda la banda, jajajaja, no sabe la que le espera...
DANI: No sabes lo felices que van a estar, están todos aquí, en el salón...
TAMI: ¡Me los imagino! Salúdalos de parte de los tres y si mi marida está ahí, dile que ESO, va a tener que esperar unos días. Oye, Dani, gracias por escucharme.
DANI: No tienes que darme las gracias, para eso estoy, cuñis preferida, jajajaja... Dale un beso a Marti y saludos a Tincho de mi parte, te quiero...
TAMI: Y yo a ti, hasta mañana... (Cuelga y va a la cocina. Martín tenía la mesa lista y a Martina dormida en el cochecito)
MARTÍN: Se duerme en un segundo...
TAMI: Te lo dije, se parece a ti (Lo besa) ¿Cómo sabías dónde estaban las cosas?
MARTÍN: No se, sólo lo supe... (Levanta las cejas, pensativo) Se ve que encontrarte, o más bien que tú me encontraras, desata mi memoria, amor... (Le da un besote)
TAMI: Eso me gusta (Lo besa) Pero estuve pensando en que es mejor que vayas a un psicólogo, ¿quieres?
MARTÍN: Podría ser. (La agarra de la cintura) Voy a hacer lo que sea para ser el de siempre, el que se fue. Necesito ser ese hombre para ti y para nuestra hija
TAMI: No lo hagas por nosotras, sino por ti... (Lo besa) Ahora, lo primero eres tú...
MARTÍN: Lo hago por ustedes y por mí también... (La mira intensamente) Mejor comamos porque si no, vuelvo al postre y realmente tengo hambre... (Besote)
TAMI: Jajajaja, comamos (Lo besa y empiezan a cenar)
MARTÍN: (Come con muchas ganas) Mmmm... Esto está delicioso, mi amor... (La agarra del rostro y le da un besote) ¡Cocinas muy bien! (La mira) Eres hermosa, inteligente, experta cocinera, ¡claro que estoy enamorado de ti! Eres perfecta...
TAMI: Jajajaja, también un poco enojona, aunque no lo recuerdes...
MARTÍN: Jajajaja, ¿te amaba enojona?
TAMI: Eso decías (Sonríe) Que amabas mi carácter...
MARTÍN: ¿Y era un hombre honesto?
TAMI: Si, muy honesto y muy humilde, tanto así que ibas a irte de mi lado porque estaba con mi ex y te tuve que pedir que te quedaras a luchar por mí
MARTÍN: ¿Cómo? ¿Serías tan amable de contarme esa historia?
TAMI: (Le cuenta) Y así fue como pasó todo...
MARTÍN: Si no creías en el matrimonio, ¿por qué aceptaste casarte conmigo?
TAMI: Porque te amo...
MARTÍN: (Le da pico y sonríe) ¡Soy un tipo con mucha suerte! El tipo con más suerte de este planeta... (Se pone de pie y agarra a Martina) Voy a llevarla a su cuna, ¿me esperas?
TAMI: Claro, ve en lo que yo ordeno (Se levanta y empieza a recoger la mesa)
MARTÍN: (Lleva a la niña y la acuesta) ¡Eres tan bella, hija! ¿Te cuento un secreto? (La beba estaba dormida) Yo se que quieres saber...
TAMI: (Va al cuarto y pone voz de niña) Papi, cuéntame el secreto...
MARTÍN: (Se gira y le sonríe) Acabo de darme cuenta de algo, hija, puedo decirte exactamente cómo me di cuenta que lo que sentía por tu mamá, era amor... ¿Quieres conocer la historia?
TAMI: (Vuelve a imitar la voz de una niña) Cuéntamela...
MARTÍN: Fue hace muchos años, yo tenía 22 y tu mamá, 14. Fui a su casa a preguntarle qué quería de regalo para sus quince años, porque quería darle algo que ella deseara. Llegué y la vi llorando. Siempre supe que la quería muchísimo, pero ese día, en ese preciso momento, supe que la amaba y me dio mucho miedo porque ella era una niña y yo no, ya era un hombre... ¿Será que tu mamá recuerda lo que hice cuando la vi así?
TAMI: (Otra vez voz de niña) Cuéntamelo tú, papi...
MARTÍN: La besé en la frente y ella sonrió... Hubiera querido llenarla de besos en los labios, pero no me animaba... Lo que no se y no se si lo se y no lo recuerdo, es por qué lloraba. Pero bueno, la cosa es que ahí supe que estaba enamorado irremediablemente y fui a preparar el regalo. ¿Sabes cómo recordé, hija? Porque mi tatuaje de estrella, me hizo curiosear...
TAMI: Estaba llorando porque me habían dicho que estabas enamorado de Bárbara...
MARTÍN: No se quién era Bárbara, pero yo estaba enamorado de ti, tengo tu regalo de quince años que lo prueba
TAMI: Ahora lo se, pero no lo sabía en aquella época, por eso estaba llorando
MARTÍN: (Salen del cuarto) Dejémosla dormir tranquila... (Beso) Quien te haya dicho esa mentira (Besote) Merece una golpiza...
TAMI: Ya tuvo el peor golpe cuando supo que me casé contigo...
MARTÍN: ¿Quién fue?
TAMI: La misma Bárbara...
MARTÍN: No se quién es y espero que le haya dado en el hígado la novedad, pero ahora, quiero postre (La alza)
TAMI: Aún sin memoria, no cambias, jajajaja... (Lo besa) Te amo, mi desmemoriado...
MARTÍN: ¿Era muy cachondo? Te amo, Mocosa
TAMI: Muy cachondo, es poco decir... (Lo vuelve a besar)
MARTÍN: Pues, como te dije, mi cuerpo es más fuerte que mi cerebro, porque no se olvidó de eso, preciosa.


Capítulo 187

Tamara arrullaba a Martina, meciéndola suavemente en sus brazos, bajo la atenta mirada de Martín, que se sentía hechizado por su hija y por su esposa.

MARTÍN: (Susurra) Se duerme rápido...
TAMI: (Susurrando también) Es muy buena niña...
MARTÍN: (Le mira la boca a Tami y traga saliva) Ajá, es un ángel...
TAMI: En eso se parece a ti (Mira a Tincho)
MARTÍN: ¿Yo era un ángel? (No podía quitar los ojos de los labios de Tami, los deseaba, pero no se animaba)
TAMI: Si y tu madre me lo confirmó (Sonríe) Bueno, voy a poner a esta princesa en la cuna...
MARTÍN: Claro... (Besa a Martina y sale del cuarto)
TAMI: (Pone a la niña en la cuna y sale) ¿Quieres comer algo?
MARTÍN: Si, muero de hambre... (Van a la cocina) ¿Mis padres están vivos? ¿Tengo hermanos o algo?
TAMI: Tienes dos hermanas y un hermano, y si, tus papás están vivos... ¿Qué quieres comer? (Pasa por delante de Martín y se agacha a recoger un paño que había en el suelo)
MARTÍN: (Mira para arriba, como rezando por no caer) ¿Está muy mal que prefiera esperar un poco para verlos? Necesito procesar esto... ¿Puedes llamarlos?
TAMI: No (Se levanta y quedan frente a frente) Estás en todo tu derecho de esperar un poco...
MARTÍN: ¿Y si no quiero esperar?
TAMI: No esperes... ¿Quieres que les diga que vengan?
MARTÍN: No me refiero a ellos
TAMI: ¿Entonces?
MARTÍN: (Respiraba rápido, nervioso) Ehhh...
TAMI: ¿A qué te refieres?
MARTÍN: (La toma del rostro) A ti (Se acerca lentamente) ¿Y si no quiero esperar contigo?
TAMI: No esperes, me muero sin ti...

Se miran un momento más y Martín la besa. Al principio fue apenas un roce de labios, pero todo se intensificó en un segundo. La boca de Tami era cálida, deliciosa y él recordaba una playa en la que le había hecho el amor y esa imagen lo tenía enloquecido. Tincho soltó el rostro de su esposa y la abrazó, sin cortar el beso.

TAMI: Extrañaba tus besos... (Abrazaba a su esposo muy fuerte, como si no quisiera que se marche nunca más)
MARTÍN: (Correspondía a la intensidad del abrazo) Yo te extrañaba sin saber quién eras, sólo conocía tu mirada y eso me sacó de la cama y me hizo levantarme... (La vuelve a besar) Recuerdo esa playa con tanta nitidez
TAMI: Me acuerdo muy bien de ese día, fue por el cumpleaños de mi sobrino, Gabriel (No dejaba de besarlo. Le parecía mentira que estaba besando al amor de su vida y quería que saborearlo todo lo que pudiera)
MARTÍN: ¿Gabriel? (Cierra los ojos, intentando aclararse, pero la boca de Tami lo llenaba todo)
TAMI: Ajá... (No podía dejar de besarlo)
MARTÍN: No quiero lastimarte, Tami, pero, ¿y si no vuelvo a recordar?
TAMI: No me importa (Beso) Sólo quiero que no te vayas de nuestro lado...Te necesitamos...
MARTÍN: ¿Sigues enamorada de mí? Me dijiste que pasó un año y me creías muerto...
TAMI: Por muy muerto que estuvieras, este amor (Coge la mano de Martín y la pone en su corazón) Nunca muere...
MARTÍN: (La besa) Creo que lo se, de alguna manera, lo se... (Mueve su mano y le roza un seno) Mi cuerpo te recuerda...
TAMI: El mío te extraña...
MARTÍN: (La toca con más vehemencia) ¿Estás segura de esto?
TAMI: Nunca he estado tan segura en mi vida...
MARTÍN: (Se quita la remera, Tami ve que tiene cicatrices y su gesto entristece) ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
TAMI: Las cicatrices (Lo mira) ¿Puedo?
MARTÍN: (Le agarra la mano y la lleva a su torso) Por favor...
TAMI: (Le acaricia las cicatrices con delicadeza) ¿Te duelen? (Lo mira sin quitar la mano del torso de su marido)
MARTÍN: No, ni siquiera se por qué las tengo
TAMI: Por el accidente (Lo mira y lo besa) Te amo, aunque no me recuerdes...
MARTÍN: (Le acaricia el rostro, contemplándola) Todo mi ser me dice que siento lo mismo por ti, pero no se si deba decirlo, no quiero herirte por no saber quién soy
TAMI: Dilo cuando estés seguro...
MARTÍN: ¿No tienes miedo?
TAMI: ¿A qué?
MARTÍN: A que mi memoria nunca vuelva
TAMI: Si, pero lo que más miedo me da, es volverte a perder...
MARTÍN: (La besa otra vez, con ansias) Te repito la pregunta, Tami, ¿estás segura de seguir con esto?
TAMI: Si...
MARTÍN: (Besa su boca y luego el cuello) Si te arriesgas, me arriesgo contigo... (Le quita la camisa y toca suavemente la espalda, el torso y les senos) Es como en mi recuerdo, sólo que aquí no hay ni arena, ni mar...
TAMI: Hazme el amor, mi amor, por favor, te necesito...
MARTÍN: (La sube a la mesa y levanta la falda de su esposa) Hagamos el amor, hermosa, mi cuerpo me lo está pidiendo a gritos... (Retoma los besos y una de sus manos va hasta la entrepierna de Tami, excitándola. Cuando la siente lista, se libera y mientras la besa como desesperado, entra en ella) ¡Qué sensación tan maravillosa!
TAMI: Te amo... (Besa su cuello, luego sus labios) No sabes cómo extrañaba tu cuerpo (Gime de placer, mientras su esposo la llena de amor)
MARTÍN: (Su cuerpo se movía solo, con memoria propia y él se deleitaba con los pechos y la piel de Tami) Eres exquisita, pero vamos a la cama, quiero hacerlo bien...
TAMI: Llévame...
MARTÍN: (La carga y la lleva. Se acuestan y Martín va a arriba, volviendo a penetrarla, con un poco más de fuerza) Es increíble esto, te estoy haciendo el amor...
TAMI: (Sonríe) Si y me encanta (Acariciaba todo el cuerpo de su esposo, quedándose con cada centímetro de la piel de Martín, marcado en su piel)
MARTÍN: (Comprendiendo lo que era para ella, enfatizó sus esfuerzos en darle placer) Quiero más besos, Mocosa... (La levantó de las pompas y la llenó con toda la pasión que pudo entregarle) ¡Dios! ¡Esto es el cielo! (Las penetraciones se endurecieron)

Ella lo besó más, disfrutando del sabor, de la respiración, del cuerpo de su marido, que había vuelto a la vida para devolverla a ella, a la vida también...
El clímax llegó y los dejó absortos en el otro. Martín la acariciaba y besaba tiernamente...

MARTÍN: Eres muy hermosa
TAMI: (Lo besa) El hermoso eres tú...
MARTÍN: No, tú lo eres... Te prometo que voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para hacerlas felices a las dos, aunque no me recupere
TAMI: Con memoria o sin memoria, eres mi Tincho, mi amor...
MARTÍN: Tincho... (Algo llega a él) Martín Ariel, ¿es mi nombre?
TAMI: (Lo mira sorprendida) Si, Martín Ariel Ledesma...
MARTÍN: (Se toma la cabeza, esforzándose) Hay más, Tami, pero no puedo...
TAMI: Mírame (Él lo hace) De a poco, mi amor, no hay prisa...
MARTÍN: Necesito poder saber, entender... (Siente un aroma muy conocido) Tu cabello, ¿a qué huele?
TAMI: A jazmín, ¿por qué?
MARTÍN: ¡Es una esencia que yo te regalé! Te la di en un paquete rojo, creo...
TAMI: (Se le ilumina la cara) Rojo con un lazo rosa
MARTÍN: (La besa) Fue cuando... (La playa vuelve a su cabeza y sonríe) ¡Gabriel! ¡Gabo! Recuerdo a Gabo, me ganaba a la play y te di ese paquete la misma noche de la playa...
TAMI: (Se sube sobre él y lo besa) Si, amor, fue esa misma noche (Sonríe)
MARTÍN: No puedo recordar más... Perdóname...
TAMI: Eso es suficiente... Te amo...
MARTÍN: (La mira fijamente) Mírame...
TAMI: (Ella lo hace) Dime...
MARTÍN: Se que te amo también y puede que mi mente no recuerde, pero en cuanto te vi el otro día, mi alma te recordó al instante...
TAMI: ¿De verdad?
MARTÍN: (Asiente) Pero me asusté, no supe reaccionar y volví a buscarte, pero ya te habías ido con ese muchacho... (La mira) A propósito, ¿quién es?
TAMI: Mi ex novio...
MARTÍN: (Le disgusta) ¿Tu ex novio?
TAMI: Si...
MARTÍN: ¿Y ahora qué es?
TAMI: Un amigo, ¿por qué? ¿Celoso?
MARTÍN: No, sólo que no recuerdo la historia y me sueltas lo del ex novio, me cayó mal... ¿Solía ser celoso?
TAMI: Ah (Se baja de él) Eras celoso al principio, después, ya no...
MARTÍN: ¿Por qué te bajas? Me gusta que estés encima de mí.
TAMI: No se... (Se levanta a mirar a la niña que se había movido)
MARTÍN: (Se pone de pie y busca algo de ropa. Se viste y le pone una bata a su esposa) Tami, ¿dije algo malo? (Piensa y mira el ropero) ¿Acabo de buscar mi ropa solo o me pareció?
TAMI: No me pasa nada (Le sonríe) Y si, lo buscaste solo (Lo besa)
MARTÍN: Ey, hermosa, son muchas cosas juntas. Quizás necesites estar un poco sola... (Martina abre los ojos) Hola, mi vida... (La carga y la pequeña, se queda muy tranquila) Parece que me conoce, ¿no?... Tami, si quieres, salgo a dar una vuelta y vuelvo en un rato... (Daba besitos a su hija)
TAMI: No (Se alarma) No quiero que te vayas de nuevo (Lo abraza, abrazando también a la bebé)
MARTÍN: (Le da un besote) Entonces no me muevo de aquí... ¿Qué te parece si comemos de una vez? Por una cosa o por otra, no lo hemos hecho y estoy famélico
TAMI: Estás muy flaco (Le besa el hombro) Vamos, que Martina también tiene hambre (Sonríe)
MARTÍN: (Iban caminando los tres) ¿Y qué come mi hija? ¿Comida o aún amamantas?
TAMI: Tiene cinco meses, todavía come de su mamá (Gira la cabeza y sonríe)

MARTÍN: Yo quiero eso también, Martina, ¿me compartes? (La bebé gorgotea) ¡Eso es un "si, papi"! (Se ríe) Así que estoy muy flaco, mamá me va a poner como campeón. Ya la escucho "Tienes que alimentarte, Tinito"...

jueves, 30 de mayo de 2013

Capítulo 186

Martín quería escaparse de lo que Tami le provocaba, por más que ella fuera su esposa, para él era una desconocida y, sin embargo, Tamara lo inquietaba mucho, le gustaba y no quería dejar de estar a su lado. Se iba a dormir, pero deseaba que ella lo tocara, le sostuviera la mano o le acariciara el pelo y no se animaba a decirle...

MARTÍN: Lo siento, no puedo así, mejor ve a la cocina
TAMI: ¿Así cómo?
MARTÍN: No se, pero estoy nervioso, todo esto es muy extraño
TAMI: Lo se, relájate, no quiero que vayas a huir de nuevo... Por favor...
MARTÍN: No voy a ir a ningún lado, tú eres mi esposa, ¿no? Esta es mi casa y me van a traer a mi hija... Soy un desmemoriado, no un idiota... (Se ríe por lo bajo) Disculpa, quizás esto para ti es muy doloroso y yo hago chistes...
TAMI: No, doloroso era no tenerte aquí (Le acaricia el rostro) No sabes lo mal que lo pasé cuando te creí muerto... (Lo abraza)
MARTÍN: (La agarra muy fuerte, como para no soltarla nunca) Me duele tu dolor y no se por qué...
TAMI: Ya llegará el momento en que lo sepas (Otro beso en la mejilla) ¿Vas a dormir?
MARTÍN: Si, pero quédate aquí, conmigo
TAMI: Aquí me quedo...
MARTÍN: (Se acuestan boca arriba, uno al lado del otro, con las manos entrelazadas) Gracias...
TAMI: No tienes por qué darlas (Lo mira y sonríe) Ahora, duerme, necesitas descansar...
MARTÍN: Si... (Cierra los ojos y se duerme en un segundo)
TAMI: (Aprovecha para besarle los labios) No sabes cuánto te amo... (Tocan a la puerta y va a abrir) Hola, mamá...
CARMEN: (La abraza) Hola, bebé... ¿Dónde está? ¿Cómo está?
EDUARDO: (Tenía a la niña alzada) Aquí tienes a Martina, princesa... (Entran los dos)
TAMI: Está durmiendo en el cuarto...
CARMEN: ¿No recuerda nada de nada?

Mientras tanto, en la recámara, Martín tenía una terrible pesadilla...

PILOTO: (Hablando a los gritos) ¡¡May day!! ¡¡May day!! "Canario rojo a torre, canario rojo a torre, estamos cayendo en plano"...
MARTÍN: (Mismo volumen de voz) ¿¿Qué hago??
PILOTO: (Lo mira y le muestra una punta) Este es el principal y este otro, es el de emergencia. Te tiras y cuentas hasta cinco. Entonces lo abres...
MARTÍN: ¿Y tú?
PILOTO: ¡¡¡TÍRATE!!
MARTÍN: ¡¡No!! ¡¡Tami!!
TAMI: (Lo escuchó agitarse) Amor, despierta, Martín...
MARTÍN: (Abre los ojos, agitado) El helicóptero iba en picada...
TAMI: Tuviste una pesadilla (Le acaricia el rostro para relajarlo) Ya pasó, yo estoy aquí...
MARTÍN: (Estaba angustiado) El piloto no se tiró... (Le toma la mano) Te nombré en el sueño...
TAMI: ¿Sí? (Sonríe para aliviarlo un poco) ¿De verdad?
MARTÍN: (Asiente, respirando de a grandes bocanadas para recuperarse) Tú me habías llamado y no podía escucharte... (Lo piensa) ¿Fue un sueño o un recuerdo?
TAMI: Un recuerdo...
MARTÍN: (Siente mucho alivio y cae en cuenta de varios sueños que tuvo desde que la vio en la calle) ¿Alguna vez fuimos a la playa durante el alba?
TAMI: Si...
MARTÍN: Entonces recuerdo más de lo que pensaba, porque creía que eran sueños, pero no lo son... ¿La niña no llegó? Quiero verla, tengo muchos deseos de tocarla y darle besos...
TAMI: Está en la sala, con mis papás...
MARTÍN: (Le brilla la mirada) ¿La traes, por favor?
TAMI: Ya la traigo, espera aquí (Va a la sala) Tuvo una pesadilla... ¿Dónde están papá y Martina?
CARMEN: En la cocina, hija... ¿Puedo verlo?
MARTÍN: (Apareciendo) Aquí estoy...
CARMEN: (Se le caen las lágrimas y lo abraza) ¡¡Muchacho!!
MARTÍN: (Se deja abrazar) ¿Es usted la madre de Tamara?
TAMI: (Asiente) Ella es Carmen, tu suegra...
MARTÍN: Hola, señora...
CARMEN: (No lo soltaba) ¡Qué gusto verte, Martín!
MARTÍN: (Devuelve el abrazo) Es usted una mujer muy dulce...
EDUARDO: (Traía a la bebé en el cochecito) Esta muñequita se durm... ¡¡Martín!! (Otro abrazote)
MARTÍN: (Mira a Tami) ¿Mi suegro?
TAMI: Ajá...
MARTÍN: Hola, señor... (Unos momentos después, va hasta el carrito) Hola, Martina... (A Tata) ¿Puedo cargarla?
TAMI: Claro (La saca del carro y se la da a Martín)
MARTÍN: (La mece suavemente y la mira) Es bellísima y me mira como si supiera quién soy...
TAMI: Seguro que lo sabe...
MARTÍN: (Se sienta, sin poder apartar los ojos de la niña) Dicen que soy tu papá, Martina, pero eres demasiado hermosa como para ser mía, eres sólo de tu mamá, ¿verdad? (Le toma la manito y le da besos) Eres muy suave, perfecta... (Se emociona y clava su mirada en Tamara) Es perfecta...
TAMI: (Lloraba de la emoción) Si, es perfecta (Sonríe entre lágrimas)
CARMEN: Lalo, vamos, es un momento de ellos
EDUARDO: Tienes razón, vieja... Hijo, es un milagro maravilloso tenerte aquí
MARTÍN: (Sonríe) Gracias, señor
CARMEN: (Le besa la frente a su nieta, a su yerno y a su hija) Cualquier cosa, nos llaman...
TAMI: Si, mamá, gracias por traerla (Sonríe) Los acompaño...
MARTÍN: ¡Adiós, abuelitos chulos! (Vuelve a sonreír con franqueza: si hija lo tenía embelesado)
TAMI: Vamos (Se van hacia la puerta) Gracias por traer a la niña...
EDUARDO: De nada, hija, tranquila y ten paciencia, lo importante es que ya está aquí, que volvió a ti y a tu vida... (La abraza) Disfruta tu milagro
TAMI: Eso hago, papá, (Los abraza a los dos) Vayan con cuidado, por favor...
CARMEN: No te preocupes por nada que esté fuera de estas paredes. Adiós, bebé... (Se van)
MARTÍN: (Abstraído en su hija) ¿Por qué te pusieron Martina, eh? ¿Por mí? ¿Lo elegí yo o fue tu mami? Mmm... Tienes una mamá preciosa, igual que tú... (La niña ríe) ¡¡Ay, eres muy hermosa, bebé!! ¿Y eres mía? No me la creo, no puedo haberte hecho yo, eres demasiado bella, un primor... (Piensa en voz alta, sin darse cuenta) ¡Lástima que no recuerde cómo te hicimos!
TAMI: El nombre se lo puse yo, se lo puse por ti... (Se sienta a su lado)
MARTÍN: ¿Cuántos meses tiene?
TAMI: Cinco meses...
MARTÍN: (Hace las cuentas y la mira) No estuve contigo en el embarazo...
TAMI: No...
MARTÍN: (Deja a la niña en el carrito) Pero estoy ahora y ya no me voy a ir, aunque no recuerde, si me lo permites, puedo empezar de cero con ustedes
TAMI: Yo encantada...
MARTÍN: ¿Estábamos enamorados, Tami?
TAMI: Ajá, desde que éramos jóvenes, yo más que tú...
MARTÍN: ¿Cuántos años tengo? ¿Cuántos tienes tú?
TAMI: Tú tienes 32 y yo 24
MARTÍN: ¿Y desde cuándo nos amamos? Porque ocho años es bastante diferencia...
TAMI: Yo desde que tengo uso de razón y tú, desde que yo tenía 12 años
MARTÍN: (Sonríe) ¡Wow! Era un degenerado... Dime, por favor, que no avancé contigo a esa edad...
TAMI: No, yo hubiera querido, pero no lo hiciste, tranquilo (Sonríe) Avanzaste conmigo hace dos años...
MARTÍN: ¿Dos años? Estuve muy lento, digo, entiendo que cuando tenías doce nada podía hacerse, pero a los quince o dieciséis, al menos debí pedirte que fueras mi novia... (Mira a la bebé) ¿Papá era tortugo, chiquita?
TAMI: Un poco si, jajajaja, me lo ibas a pedir a los quince, pero me viste con un noviecito y te pensaste que era feliz...
MARTÍN: ¡¡Qué soquete!! Mmmm... Me parece que alguien necesita otro pañal...
TAMI: ¿Quieres cambiarla tú?
MARTÍN: ¿Me ayudas? No se si sepa hacerlo...
TAMI: Vamos, yo te ayudo (Coge a la niña, la lleva al cuarto y la recuesta en la cama) ¿La cuidas en lo que voy a buscar el bañar y las toallitas? (Él asiente y Tami regresa unos segundos después) Toma...
MARTÍN: (Estaba sacando la ropita de Martina) Gracias... (Llegó al pañal sucio) ¡¡Hija!! ¿Te comiste un elefante o qué? Jajajaja... Creo que hay que lavarla, señorita, porque se ha ensuciado demasiado... (La levanta) ¿Tienes una bañera para ella?
TAMI: Si, deja que la preparo y así la bañas... (Se va a preparar la bañera de la niña)
MARTÍN: (Le hablaba a su hija y le ve una marquita en la espalda) ¡¡Ey!! Yo tengo esa marca, pero en el brazo... Ay, Martina, te tocó un padre sin memoria, princesa, pero la sangre grita, ¿sabes? Desde que te vi el otro día, sentí algo muy fuerte por ti...
TAMI: Ya está la bañera lista...
MARTÍN: Al agua, pato, entonces... (La lleva al baño y la mete al agua. La beba ríe) Te gusta bañarte, preciosa... (Comienza a enjabonarla y a limpiarla. La saca y la seca) Ahora si, señorita, huele usted de maravillas. A ponerse ropa limpia... (Mira a Tami) La sangre grita y el cuerpo también...
TAMI: ¿Por qué lo dices?
MARTÍN: Ya llegará el momento en que lo entiendas... (Se va a la cama a vestir a Martina) Ponemos un poco de talco en esas pompitas y el pañal...
TAMI: (Coge la ropita de la niña) Toma (Se la deja en la cama y lo mira) Lo haces muy bien...
MARTÍN: Gracias, pero no debe ser ninguna ciencia, es como bañarse uno mismo, ¿no? (Tami se sienta junto a ellos) Mmm... Parece que mamá quiere checar todo de cerca, princesa... (Los dos se agachan para darle un beso a la niña y quedan a un milímetro de distancia)
TAMI: (Se quedaron un rato así, hasta que se levanta) Perdón, tú primero...
MARTÍN: ¿Primero yo, qué?
TAMI: Le ibas a dar un beso a la niña, ¿no?
MARTÍN: Ah, eso... Si... (Besa la frente de Martina) Quedaste perfecta, muñequita... (Mira a Tami) Te toca
TAMI: (Besa a su hija) Tu papá resultó ser muy bueno cambiándote (Le da otro beso a la niña y la coge en brazos)
MARTÍN: (Se sienta al lado de Tami y acaricia a su hija) Es muy hermosa, tan perfecta, tan divina... Y tiene tus ojos, Mocosa... (Tamara lo mira) ¿Qué?

TAMI: (Sonríe) Nada... (Empieza a arrullar a la niña para hacerla dormir)

Capítulo 185

La búsqueda de Martín era exhaustiva, sobre todo para Tami, Ezequiel, Alex, Bautista y
Andrés, que tomaban cada segundo que tenían para salir a recorrer la isla e intentar dar con
él. Incluso, durante la noche, al no poder conciliar el sueño, salían a dar vueltas. Ya habían
pasado tres largos y dolorosos días desde que Tata y Sergio lo vieran, pero no existía
resultado alguno, no tenían suerte. Cuando Martina se dormía, Tamara la dejaba con su
mamá y regresa a la búsqueda y cada vez que volvía a casa, era la misma tristeza de no haber podido dar con él. Sin embargo, con sólo mirar a la pequeña, sus esperanzas y fuerzas se renovaban: Martín estaba vivo y era cuestión de paciencia. Aquella mañana, Carmen se llevó a su nieta menor a dar un paseo con Eduardo, Jana y Gabo. El sábado estaba espléndido para que los pequeños pudieran disfrutarlo al aire libre. Luego, se los llevarían a su casa y ahí, Tami, Alex y Dani, pasarían por ellos. La menor de los Zavala no podía estarse quieta en su casa, así que salió a caminar un poco y despejarse. Iba tranquila, pensando y sin darse cuenta, llegó hasta su parque, el lugar donde se casara con Tincho. Se acercó lentamente hasta la zona donde habían ubicado el altar y su corazón dio un vuelco cuando lo vio ahí, sentado y con la mirada perdida. Exactamente en el mismo sitio donde casi dos años atrás, la había esperado para convertirse en su esposo...

TAMI: (Se acerca a él) Hola...
MARTÍN: (La mira) ¿Tú sabes por qué este lugar me parece conocido?
TAMI: Aquí nos casamos (La mira sorprendido) Ahí adelante, estaba el altar y donde estás ahora, estabas ese mismo día, esperándome...
MARTÍN: (Saca la foto que había encontrado en el bolso de Martina y se la da) No he podido dejar de mirarla... (Se pone de pie y observa alrededor) ¿Qué me pasó?
TAMI: Tuviste un accidente aéreo...
MARTÍN: (Suspira, pero no la mira) La foto, hay algo que me resulta muy familiar en esa imagen y se que soy yo, pero no me reconozco... (Se mira la mano) ¿Por qué te digo "Mocosa"?
TAMI: Porque así me llamabas cuando era pequeña...
MARTÍN: (Se vuelve a sentar, sin mirarla) Hace un tiempo, desperté en un refugio para indigentes. Según me dijeron, me encontraron en las afueras de la isla, herido e inconsciente. Una mujer me cuidó y me mantuvo con vida hasta que pudo llevarme a un hospital. De ahí, me llevó a este refugio que te digo. La gente allí, me llama Esteban, pero no recuerdo nada...
TAMI: (No puede evitar llorar) Ibas volando hacia otra isla cuando sucedió... ¿Por qué no me miras?
MARTÍN: Porque no te conozco, pero tu mirada me perturba, me hace sentir cosas que no comprendo... (Se gira y la enfrenta) No llores, por favor, siento como el corazón partido al medio por esas lágrimas... (Le acerca la mano al rostro, pero no se anima a tocarla)
TAMI: No puedo evitarlo, pensé que estabas muerto... (Se seca las lágrimas) Se que te perturbo, así que quiero presentarte a unas personas, ¿vendrías conmigo?
MARTÍN: No me perturbas de mala manera, quiero decir que me inquietas... No me lleves con nadie aún, por favor. Desde que te vi, estuve pensando en tus ojos y disculpa que me haya ido así, me asusté. (Sonríe) Quisiera ver a la pequeña, eso si me gustaría mucho, es hermosa
TAMI: Ahora está con mis padres, pero podemos quedar aquí más tarde...
MARTÍN: No tengo dónde ir, al refugio no puedo volver. ¿No quieres quedarte aquí conmigo? Hay tanto que quiero preguntarte...
TAMI: Nuestra casa está cerca de aquí, ¿quieres ir? ¿Tienes hambre?
MARTÍN: Bastante... ¿Ahí vivía yo también? En tu casa, digo...
TAMI: Si, ¿vamos?
MARTÍN: ¿Me dejarías darme un baño? La vida del indigente es muy difícil y odio estar así de sucio
TAMI: Claro, tengo ropa tuya en casa, así te cambias esa (Le tiende la mano) ¿Vamos ya?
MARTÍN: Antes, respóndeme algo. ¿Éramos felices?
TAMI: (Sonríe) Muy felices...
MARTÍN: (Se pone de pie) Vamos...
TAMI: (Poco después, llegan a casa y ella lo hace pasar) ¿Quieres bañarte antes de comer algo?
MARTÍN: (Miraba todo, sin poder creerlo) ¿Aquí vivía yo?
TAMI: Si...
MARTÍN: (Comienza a descubrir las fotografías que había por todos lados) Aquí estamos juntos y ahí también... (Ve una de la boda) ¡Qué sonrisas teníamos!
TAMI: El día más feliz de nuestras vidas, ¿cómo no tener esas sonrisas?
MARTÍN: (La mira, ella le parecía tan linda) ¿Hace cuánto me perdí...?
TAMI: Hace un año, el día que me enteré que estaba embarazada...
MARTÍN: (Entristece) Lo siento
TAMI: ¿Por qué?
MARTÍN: No se, pero te veo y me duele tu dolor... ¿Estoy loco?
TAMI: No lo creo...
MARTÍN: (Otra fotografía le llama la atención) ¿Puedo?
TAMI: Claro...
MARTÍN: (Era de los cuatro fantásticos) Me reconozco a mí... No tengo idea quiénes son los otros tres, pero parecemos muy contentos
TAMI: Tú eras uno de los cuatro fantásticos... (Se acerca) Este de aquí (Señala a Alex en la foto) Es mi hermano, Alejandro. Este otro (Señala a Bautista) Es mi primo, Titán y este último, es Andrés (Lo mira) Eran inseparables...
MARTÍN: (Le sintió el aroma) Tu perfume...
TAMI: ¿Qué pasa con él?
MARTÍN: Me resulta muy conocido...
TAMI: Al menos recuerdas algo de mí... ¿Quieres bañarte?
MARTÍN: Recuerdo tus ojos...
TAMI: ¿Cómo?
MARTÍN: Por eso me asusté... Cuando te vi y vi la foto, me di cuenta que no era un sueño... Recuerdo tu mirada, pero creía que eran sueños o algo así. Antes no sabía si esto de estar en blanco era bueno o malo, pero te veo y quiero que todo vuelva...
TAMI: Todo va a volver, no te preocupes, date tiempo...
MARTÍN: ¿Y tú estás en ese todo? (Se pone nervioso) Me gustaría bañarme ahora
TAMI: No te preocupes... (Sale y vuelve al cabo de un minuto, con ropa limpia) Toma, si necesitas algo más, sólo tienes que pedírmelo...
MARTÍN: Gracias... (Tami sale y se mete a bañar)

En su casa, Gabriel estaba rezongando porque no quería hacer la tarea.

GABO: Termina el partido y la hago en dos minutos, mamá...
DANI: Gabriel Alejandro, a hacer la tarea ahora mismo, no te lo repito más...
GABO: Pero, mami
ALEX: Nada, hijo, la tarea o le digo a tus abuelos que tú no vas al paseo...
GABO: (Dramatiza) ¡Pero es la selección, mamiiiii!
DANI: La selección no te va a hacer la tarea, si quieres te grabo el partido y lo ves después, ahora, ve a hacer la tarea...
GABO: (Le da un besote) ¡Gracias, ma, eres la mejor!
ALEX: (Besa a su esposa) Eres la mejor, ma
GABO: Jajajaja...
JANA: ¡¡¡Mamiiiiiii!!!
DANI: ¿Qué pasa, mi vida?
JANA: No encuentro el maquillaje que Ari siempre me presta...
ALEX: ¿Ari te presta maquillaje?
JANA: Si, papi...
DANI: Está en su mesita de noche, mi amor (Mira a su marido) Es una chica, papi (Sonríe y lo besa)
GABO: ¡¡Mejor si me voy a hacer la tarea!! ¡Dejen de besarse!
ALEX: No, ahora la voy a besar más...
GABO: (Mientras se iba) ¡¡Puaj, puaj, puaj!!
JANA: A mi me gusta que se besen...
ALEX: (La alza) Eso es porque tú, eres una romántica y aquel, es un salvaje... (Le suena el celular) ¡¡Es tía Tata!! ¿Si, bueno?
TAMI: Martín está aquí, conmigo, se está bañando pero no recuerda nada y está confundido...
ALEX: ¿De verdad? ¿Lo encontraste? ¡¡Voy a verlos!!
TAMI: ¡No! Espera, es mejor que no vengas aún, puede que se sienta presionado y vuelva a irse...
ALEX: Tienes razón... (Sonríe y llora, feliz) ¡¡Por fin, hermanita!! Llámame en cuanto pueda ir y quédate tranquila que yo le aviso a su familia y a la nuestra...
TAMI: Gracias, Tato (Le manda un beso) Otra cosa, cuando mamá y papá vayan a tu casa, ¿puedes decirles que traigan a Martina? Martín quiere verla...
ALEX: Por supuesto, deben estar aquí en cualquier momento. Te mando un mensaje. Te amo, Tata y ve con calma...
TAMI: Eso intento, te amo... (Cuelga y cuando se gira Martín está en el marco de la puerta)
MARTÍN: (Estaba muy flaco, pero bien y se había afeitado) ¿A quién amas?
TAMI: A mi hermano (Sonríe)
MARTÍN: (Lo señala en la misma fotografía de antes) ¿Alejandro o Andrés? ¿Cómo era?
TAMI: (Sonríe) Alejandro...
MARTÍN: Alejandro... Se parecen... (Deja la foto y se acerca y le toma la mano) Ahora si puedo comer, ya estoy limpio...
TAMI: (Lo mira intensamente) ¿Qué quieres de comer?
MARTÍN: (Mantenía la mirada) Lo que prefieras... Tu mirada estuvo conmigo desde que desperté, quisiera poder recordar y que no estés triste
TAMI: No estoy triste...
MARTÍN: Tus ojos si lo están... (Le coge la otra mano) Pero aunque no tenga recuerdos, aquí estoy, Mocosa... (Sonríe)
TAMI: ¿Te puedo dar un abrazo?
MARTÍN: (Niega con la cabeza) Te lo doy yo... (Pasa sus brazos por la espalda de Tami y la aprieta fuerte contra si mismo)
TAMI: (Ella lo abraza fuerte) Es increíble que esté haciendo esto...
MARTÍN: ¿Haciendo qué?
TAMI: Abrazándote, pensé que no iba a poder hacerlo nunca más...
MARTÍN: Lo increíble para mí es que alguien como tú sea mi esposa y que esa niña preciosa, sea mi hija... ¡Dios! No te das una idea de lo mucho que deseo recordar...
TAMI: No te apresures en recordar, ya te vendrán los recuerdos a la mente (Le sonríe y le da un beso en la mejilla) ¿Vamos a comer?
MARTÍN: (No le suelta la mano) Quiero que me cuentes, necesito saber y entender
TAMI: ¿Qué quieres saber? (Van a la cocina)
MARTÍN: Por qué me tiemblan las piernas y estoy tan nervioso contigo
TAMI: Eso no te lo puedo contestar yo, eso es cuestión que tú lo adivines...
MARTÍN: ¿Adivinar? ¿Te parece que estoy en posición de poder adivinar algo? No se ni cómo te llamas, pero eres mi esposa y en mi mente que está completamente vacía, tus ojos, los ocupan todo. Dime, ayúdame
TAMI: El otro día te dije mi nombre, ¿ya no lo recuerdas?
MARTÍN: (Piensa) ¡Tamara! Es que me quedé pensando en lo de Mocosa. Mil veces miré el anillo, intentando comprender... (Se siente un poco incómodo) ¿Podría recostarme un poco? Me duele la cabeza
TAMI: Claro, ven (Lo lleva hasta el cuarto) Recuéstate y en lo que descansas, te preparo algo de comer, ¿si?
MARTÍN: Quédate, tengo pesadillas cuando duermo, no quiero quedarme solo
TAMI: Está bien, me siento aquí en este sillón, duerme...