martes, 18 de diciembre de 2012

Capítulo 022


Sam escuchaba lo que Andrés le decía, pero no creía demasiado en su arrepentimiento. De todos modos, algo en ella quería confiar, por lo que mantuvo la conversación…

SAM: Pues estás tardando, papito y no tengo mucho tiempo...
ANDRÉS: Ayer tú me hiciste lo que yo siempre le hago a las mujeres con las que salgo. Me montaste un show, mentiste y pretendiste ser algo que no eras, para conseguir un objetivo. Yo hago lo mismo, con la diferencia que tu meta, era darme una lección. Pues, lo lograste; tu actuación y las palabras de Alex, me hicieron entender dos cosas muy importantes. La primera es que no puedo seguir jugando así, siempre creí que cualquier arma era válida para lograr mis deseos y ya veo que no lo es...
SAM: Claro que no es así y me alegro que te haya servido lo que te hice... ¿Quieres algo más?
ANDRÉS: Si, decirte lo segundo que comprendí, ¿puedo?
SAM: Adelante, tienes un minuto...
ANDRÉS: Me gustas, Sam, me gustas más de lo que quisiera reconocer y se que ahora no me quieres ver ni dibujado, cosa que me he ganado a pulso, pero vas a ver, morena divina, que a pulso también, te voy a demostrar que además de gustarme, me importas. Voy a cambiar, Samanta, voy a cambiar para ser el hombre que te merezca...
SAM: Ay, Andrés, ¡vete con ese hueso a otro perro que te crea! Si eso es todo, adiós...
ANDRÉS: Los hechos te demostrarán que no es un hueso, Sam, adiós, que descanses...

Andrés colgó y se quedó pensando en esa mujer que lo había hecho sentir enojado, molesto, pero enamorado como nunca antes en su vida. Sam, por el momento, creyó que todo era puro cuento...

Tras dejar caer la prenda a la arena, la miró a los ojos. Ella le devolvió toda la pasión que él mismo sentía y notó que Daniela se rendía un poco más. Alex se inclinó y le tomó un pezón entre los labios. A pesar de que lo estaba haciendo a través de la tela del sujetador, las sensaciones fueron deliciosas. Se aferró a él, tanto para mantener el equilibrio como para evitar que Alex se moviera, no quería que se detuviera nunca. Jamás. Resultaba demasiado agradable.
Él agarró el broche y le quitó el sujetador. Luego de arrojarlo al suelo, volvió a concentrarse en su tarea, aquella vez sobre la piel desnuda. Le rodeaba el pezón con la lengua y luego se lo chupaba. Mientras tanto, le acariciaba el otro pecho con la mano. Resultaba increíble. No, mejor aún.
La necesidad y el deseo se fundieron en uno y fueron creciendo hasta que ella sólo pudo gemir de placer. Le acarició el cabello con las manos. De repente, deseaba tenerlo desnudo. Deseaba acariciarlo.

DANI: Alex (Susurró) Quítate la ropa…

Le agradó no tener que pedírselo dos veces. Alex iba a desabrocharse la camisa inmediatamente, pero, al final, decidió sacársela por la cabeza con la corbata suelta y todo. Se quitó de una patada los zapatos, se tiró de los calcetines y por fin, se despojó de pantalones y calzoncillos, con un fluido movimiento.
Después de quitarse la ropa, Dani pudo disfrutar de la imagen durante unos pocos segundos antes de que él volviera a reclamarla con un beso increíble. Se aferraron el uno al otro, frotándose, acariciándose...
Alex la cogió por la cintura y la depositó sobre la arena. La besó, profundizando el beso suave y delicadamente y Dani sintió que los músculos del estómago se le contraían. Estaba gozando plenamente con la pasión y la fuerza de Alex.

ALEX: Eres tan hermosa (La miraba a los ojos) Me haces desear cosas...

Dani no estaba interesada en hablar en aquel momento. Prefería la acción antes que la conversación.
Alex empezó a besarla por todas partes, la tomó entre sus brazos, acariciándola por doquier, desde los pezones hasta la entrepierna. Daniela estaba muy húmeda y gimió de placer, cuando él le deslizó los dedos dentro de su intimidad. Como Dani separó las piernas inmediatamente, Alex no pudo contenerse y se hundió en ella.
La fotógrafa se tensó y lo abrazó con fuerza. Él la penetró todo lo profundamente que pudo, perdiéndose en aquel húmedo calor, se apartó de ella y volvió a entrar.

ALEX: No puedo creer que estemos haciendo el amor…

Sin dejar de besarla, comenzó el rítmico baile que estaba destinado a empujarlos a ambos a un abismo de placer. Dani le rodeó con las piernas y le colocó las manos en el trasero para empujarlo aún más dentro. Alex empezó a moverse cada vez más rápido, más fuerte, hundiéndose una y otra vez en aquella maravillosa humedad, hasta sentir que Dani explotaba debajo de él. Ella rompió el beso y trató de tomar aire. Entonces, gritó su nombre.
Aprovechando las contracciones que le atenazaban el cuerpo, Alex se dejó llevar temblando, mientras el cuerpo de Dani exprimía cada gota de placer de su cuerpo.

Lejos de aquella playa, en la que los nuevos amantes, se regodeaban de fuego y deseo. Andreína conversaba con Aura. El bar “La Diabla” era el escenario para una charla llena de mala vibra, envidia y enojo…

ANDREÍNA: Estoy segura que la responsable de que no haya podido “cazar” a Alex, es esa tipita, la tal Daniela Villalta
AURA: ¿Por qué tan segura?
ANDREÍNA: Es que nada me ha salido con él como debería ser y eso sólo puede ser por ella.
AURA: Según me has contado, nada ha pasado entre ellos aún.
ANDREÍNA: Bien lo dices, “AÚN”. Si vieras las miraditas que se echan…
AURA: ¿Qué clase de miraditas?
ANDREÍNA: Se gustan, Aura, ¿qué más? ¿Quieres que te lo dibuje o qué?
AURA: Tampoco te la agarres conmigo, que no es mi culpa.
ANDREÍNA: Lo siento, tienes razón. Es que la sola idea que esa mujercita lo atrape, me saca de quicio.
AURA: ¿Puedo darte un consejo?
ANDREÍNA: Si, claro.
AURA: Si no te hace caso, ya se sea por la tipa esta o por lo que sea, mejor olvídate de Alejandro Zavala.
ANDREÍNA: ¡Eso nunca! Ese hombre será mío, cueste lo que cueste… (Removía su copa con cierta brusquedad) Como que me llamo Andreína, que Alex será para mí…

Volviendo a la playa y después de la pasión desenfrenada, Daniela, recostada sobre Alex, jugueteaba con su oreja, pasaba sus dedos por ahí una y otra vez. Ni corto ni perezoso, el caballero hacía lo propio, pero en vez de acariciar la oreja de la dama, pasaba suavemente y bien al ras, las yemas de sus dedos por esa tersa y suave espalda. Hablaban casi como un susurro y se reían. Estaban más que relajados, pero eso no quería decir que estuvieran satisfechos…

ALEX: Eres tan suave, pareces de seda.
DANI: ¿De seda?
ALEX: Si, delicada, tersa, sutil y arrebatadora.
DANI: (Lo mira y sonríe) Tienes la palabra fácil, ¿lo sabías?
ALEX: (Levanta el rostro de ella con la mano que tenía libre) Me encantó hacer el amor contigo, Daniela. Has despertado una pasión en mí que creí que ya no volvería jamás.
DANI: Lo mismo me pasó contigo.
ALEX: Deseé este momento, desde la primera vez que te choqué. (Se ríen)
DANI: Y yo.
ALEX: ¿También me deseaste desde ese día?
DANI: (Asiente) Desde entonces sólo pensaba en volver a verte y después de nuestro primer beso, no dejé de imaginarme este momento.
ALEX: ¿Qué te imaginabas?
DANI: (Se ríen de nuevo) ¿La verdad? Mucho de lo que acabamos de hacer.
ALEX: ¿Cómo? ¿Entonces hubo cosas que imaginaste y no hicimos?
DANI: Pues, si.
ALEX: ¡Eso no puede quedar así! No, señora, en lo absoluto. ¡Véngase para acá! (La acomodó sobre sí mismo como si Dani no pesara nada y comenzó a besarle el cuello)
DANI: (Mientras se dejaba besar, sintió que Alex tenía una nueva erección y eso la puso “a punto”) ¿Te digo algo, Alejandro Zavala?
ALEX: Lo que quieras.
DANI: Has hecho renacer mi cuerpo…

Esa frase lo excitó tanto, que pensó que se iba a volver loco de deseo. Tomándola de la cintura, le levantó un poco para acomodarla y la penetró nuevamente. En esta ocasión, no fue tan frenético, pero si igual o más placentero que lo anterior. A medida que Daniela se movía encima de él, Alejandro besaba todo lo que podía. Jugaba con los senos de ella, saboreándolos y disfrutándolos, mordía sus labios, probaba su lengua una y otra vez. Se aferraba a esa mujer, trabándole la espalda con sus brazos, aunque no era necesario dirigirla, Daniela sabía muy bien lo que hacía.

Varias horas más tarde, cuando Dani llegó a casa, encontró a Sam durmiendo en el sofá.

DANI: Gatita, despierta.
SAM: Ummm, déjame, mamá
DANI: (Riendo) Gatita, no soy tu mamá, despierta.
SAM: (Abriendo los ojos) ¿Qué pasa?
DANI: Estás durmiendo en el sofá, vete a la cama.
SAM: ¿Qué hora es?
DANI: No se, pero ya amaneció
SAM: ¿Y tú acabas de llegar?
DANI: Si acabo de llegar, pero déjate de preguntas y vete a dormir a tu cama.
SAM: Ya me imagino porque llegas tan tarde, cochina.
DANI: (Riendo) Si soy una cochina feliz.
SAM: Mañana me lo cuentas todo.
DANI: Si, pero ya vete a dormir, cansona.

Sam se fue a su habitación y Dani se quedó en la sala pensando en la hermosa velada que había vivido.


8 comentarios:

  1. La cochina es Samanta, tremenda pervertida! JAS! JAJAJAJAJAJA! Queriendo saber esas cosas! Andres... ¡Te voy a matar, maldito! JAJAJAJAJAJAJA ¡GENIAAALLLLLLLLLLLLLL!

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  2. Genial!!! me encanta!! Cochina pervertida jajajjaja

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  3. Jajajaja, QUIERO MÁSSSSSSSSSSS!!!! Más clap, más amor, más BSM!!!!!!!!!!!!!! LOS AMO!!!!!!! (Nota: Mau no apareció gracias a mis amenazas, jajajajajaja)

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  4. Me encantó el primer super clap de Alejo y Dani!!!!!Que sigan así por más tiempo please!!!!!!!!

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  5. UFF que capitulo!!! Sin palabras... Wow... Felicidades!!! :)

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