Capítulo 132

Maru estaba enojada y muy celosa de su marido. Para completar el malestar, él no parecía entender nada…

MARU: No soy drástica, soy práctica, que no es lo mismo. Quieres las cosas de un modo que yo no quiero, pero eres el dueño y yo sólo una empleada, así que renuncio y ya, fin del problema. Búscate a Cecilia, ella seguro que hace lo que le pidas... (Imita a la mujer) "Claro que si, señor Zavala" (Lo imita a él) "Bueno, Ceci, pero no me digas señor Zavala, no soy tan viejo, dime Bautista"... (Vuelve a ella) "Eres un excelente jefe, Bauti" (Lo fulmina con la mirada) Ve y pídele que tome el programa y hagan lo que cuernos quieran...

BAUTISTA: (La abraza y se ríe) ¿Está celosa, señora de Zavala?

MARU: ¡Suéltame! (Se zafa) Celosa, ¡tu abuela! ¿Qué esperas? Ve a llamarla y dile que va a conseguir lo que quiere, por fin, ¿no? Al horario y al jefe... (Se sube al carro)

BAUTISTA: (Se pone delante del carro) ¿Te vas a ir y dejarme así?

MARU: (Se asoma por la ventana) ¿Así, cómo?

BAUTISTA: Sin arreglar las cosas. No quiero nada con Cecilia, sólo te quiero a ti y que lleves tu programa en ese horario... ¿Te bajas y hablamos?

MARU: Súbete

BAUTISTA: Si, señora (Se sube al carro)

MARU: (No arranca) No voy a ceder en las pausas. Esas son mías, no hay vuelta atrás. Imagina que estoy en medio de una conversación con un oyente y le digo: "¿Sabes qué? Espera que tengo que vender ropa o comidas tailandesas. En dos minutos, me sigues contando tus problemas..." No, señor, mi programa es para ayudar a la gente a sentirse bien, para eso estudié y me preparé. No para publicitar productos. Lo siento, Bautista, lo mejor va a ser que yo deje el horario. Me paso a la medianoche.

BAUTISTA: No... Encontraremos la solución, pero ni renuncias, ni cambias el horario, ya veremos la forma o el momento de poner los anuncios, ya no quiero pelear más...

MARU: Ni yo...

BAUTISTA: ¿Me das un besito?

MARU: No, pídeselo a la loca esa que te tiene ganas desde que te vio...

BAUTISTA: No, se lo pido a mi esposa, a la que amo con locura...

MARU: Si me amaras tanto como dices, no te dejarías coquetear así. Te vi, Bautista, los vi a los dos...

BAUTISTA: No coqueteo, sólo soy simpático, ¿quieres que sea un gruñón con mis empleados?

MARU: (Lo mira) Imagina esta situación, señor simpático: me ves platicando con un tipo que me hace ojitos, me dice constantemente que soy inteligente, lista, excelente en lo que hago, me roza el brazo o el hombro cada vez que le da la gana y tiene el pantalón con la cremallera a medio bajar... (Él la mira sin comprender) El cierre a medio bajar sería el equivalente al escote nada remilgado de la tipa esa, Bautista... En fin, tú piensa que me ves a diario sonriendo por simpatía o cortesía a un hombre que me tira onda, ¿cómo te sentirías?

BAUTISTA: Vale, lo siento, no es mi intención hacerte sentir mal, pero ni pendiente con Cecilia. Mi esposa eres tú y a la única mujer que quiero mirar, besar, tocar y muchas más cosas, eres tú…

MARU: Entonces hazme el grandísimo favor de poner distancia con la tipa, porque por más que tú no tengas "pendientes" con ella, cuando están hablando, esa seguro que se piensa que en cualquier momento te mete a su cama, Bautista y trabajar con gente que cree que te va a hacer la cornuda del año, no es agradable. ¡Ya está, ya te lo dije! ¡JUM!

BAUTISTA: (La abraza y la besa mucho) Me encanta verte celosa y no voy a poner distancia, voy a hacer algo mejor... ¿Me acompañas?

MARU: (Baja del auto) ¿Cómo puede ser que te encante que esté celosa? Odio sentirme así... ¿Qué vas a hacer?

BAUTISTA: Ya verás, sólo te pido que confíes en mí...

MARU: Confío en ti, bobo

BAUTISTA: Pues, ven, pero quiero que te metas al privado de la oficina y no salgas hasta que te diga...

MARU: ¿Estás loco? Deja, no respondas, porque la respuesta la conozco a la perfección. Vamos

BAUTISTA: (Entran y Bautista le dice a Willy que le avise a Cecilia que la quiere ver en su despacho, a solas. Unos minutos después, ella entraba en el despacho de Bautista) Hola, Cecilia, siéntate por favor...

CECILIA: (Sonríe y se sienta) Dime, Bauti, ¿para qué me necesitas?

MARU: (En el baño, pensando) "Hola, Bauti, bla,bla, bla..." ¡¡Te voy a desgreñar, zorra!!

BAUTISTA: Quería pedirte que, para trabajar, vengas más tapada, ese no es atuendo para venir a  tu empleo...

CECILIA: ¿Por qué lo dices? ¿Acaso no te gusta lo que ves?

MARU: (Seguía pensando) ¡¡LA VOY A DEJAR DESTETADA!!

BAUTISTA: A mí no me tiene que gustar o dejar de gustar, estás en un puesto de trabajo y debes venir con un atuendo apropiado, además, yo sólo tengo ojos para mi mujer...

MARU: (En voz bajita) ¡Trágate esa, zorra de bubis plásticas!

CECILIA: ¿Tu mujer? Por Dios, Bauti, veo cómo me miras y me sonríes, es evidente que no paso desapercibida para tus ojos...

MARU: (Se puso roja del coraje) Espera, María Clarisa, no salgas aún, deja que hable un poco más y luego le dices al juez que la mataste en un "estado de emoción violenta"...

BAUTISTA: Te miro como miraría a cualquier persona y te sonrío por ser simpático contigo y no ser un jefe gruñón, pero yo sólo tengo ojos para mi esposa, es la mujer que amo y la futura madre de mi hijo...

CECILIA: ¿Maru está embarazada?

MARU: (Pensando) ¿Embarazada yo? ¡¡Claro que no!!... (Piensa) ¿Qué fecha es hoy?

BAUTISTA: No, pero al ritmo que vamos, pronto lo estará y yo voy a ser el hombre más feliz del mundo cuando eso pase. Así que si tenías tus ojos o tus ganas puestas en mí, mejor que mires para otro lado, porque mi corazón y mi cuerpo pertenecen a mi esposa...

CECILIA: ¿Eso es todo?

MARU: (Saca su celular y mira la fecha) Pasan uno, dos, tres... (Sigue haciendo cuentas)

BAUTISTA: Si, eso es todo, gracias por venir y por cierto, felicidades por tu programa, lo haces muy bien, sigue así...

CECILIA: Gracias, se trabaja muy bien aquí, en serio. Con permiso... (Se va)

MARU: (Aún en el baño) No puede ser... (Apoya la cabeza contra la puerta y justo abre Bautista) ¡Ayyyy!

BAUTISTA: ¿Te di? Perdón, amor... ¿Por qué estabas pegada a la puerta?

MARU: (Se sobaba el sape) Porque iba a salir, Bautista, por eso... (Lo abraza) Gracias

BAUTISTA: No tienes por qué darlas, mi amor...

MARU: Si tengo y también te debo una disculpa, fui una grosera y una celosa...

BAUTISTA: ¿Grosera? ¿Tú? Eso nunca, jajajaja (La besa) Estás disculpada por todo (La vuelve a besar)

MARU: Es que nunca amé así, con esta pasión casi obsesiva que me provocas. (No dejaba de pensar en lo que había descubierto) Amor, hay algo que tienes que saber

BAUTISTA: ¿Que tengo que saber, Chocolatita? (Le besaba el cuello)

MARU: Tengo un retraso...

BAUTISTA: (Deja de besarle el cuello) ¿Qué? ¿De verdad? (Se le iluminó el rostro)

MARU: No es algo raro, soy bastante irregular, pero nunca por tantos días...

BAUTISTA: Vamos, quiero salir de dudas, quiero saber si voy a ser más feliz de lo que soy ahora (La besa) ¿Vamos?

MARU: Espera, hombre, por Dios... Bau, hace nada que nos conocimos. Nos casamos y ninguno recuerda cómo fue y ahora, estamos pensando en que podemos tener un bebé, ¿no te parece como demasiado?

BAUTISTA: No, me parece perfecto ¿Por qué esperar? Ya he esperado demasiado en la vida, es hora de formar una familia y ¿qué mejor que formarla con la mujer que amo? No hay nada mejor que eso  (La alza y la besa mientras giran sobre si mismos)

MARU: Yo estoy aterrada, amor, ¿un hijo? Pobre niño si le toca una madre como yo... (Respiraba agitada)

BAUTISTA: Vas a ser la mejor mamá del mundo (Sonríe)

MARU: Lo único seguro es que, si estoy embarazada, nuestro hijo va a tener al mejor papá del universo, porque mira cómo lo amas y ni sabes si viene en camino o no...

BAUTISTA: ¿Cómo no lo voy a amar si es el fruto de nuestro amor? (No dejaba de besarla y apapacharla)

MARU: Tienes razón, Chocolate, nuestro amor único, exprés, pero intenso y profundo como ningún otro... (Lo apoya contra la puerta) ¿No quieres esperar un rato antes de sacarnos la duda?

BAUTISTA: Todos los ratos que quieras (Cierra la puerta con seguro) Soy todo tuyo...

MARU: Ese es mi hombre... (Lo besa apasionadamente, mientras lo acaricia y le quita el cinturón) ¿Cómo anda ese amigo fiel?

BAUTISTA: Preparado para saltar a tus órdenes...

MARU: (Baja y le da un besito allí) Salta...

BAUTISTA: (La hizo subir, la alzó, la llevó hasta el escritorio y allí la despojó de la ropa interior) Me vuelves loco, Chocolatita...

MARU: Y tú a mí, amor, has eso que sabes...

BAUTISTA: Si, mi capitana... (Bajó y jugó un rato con la intimidad de su esposa para, luego subir y entrar en ella con fervor)

MARU: (Lo tenía agarrado con fuerza) Ay, papacito, eres lo máximo...

BAUTISTA: Tú me haces ser lo máximo, mamacita (Aumentaba la velocidad y la intensidad de los movimientos a medida que sus cuerpos se lo pedían)

MARU: (Se recostó del todo en el escritorio para que él pudiera explayarse totalmente y no se arrepintió) Tú si que sabes lo que haces, amor, no pares...

BAUTISTA: Ni loco paro (Siguió dándole placer a su esposa y dándoselo a él, endureciendo las penetraciones)

Un largo rato después, con un maravilloso orgasmo mediante, Maru fue a comprar una prueba casera de embarazo y ahí mismo, en el privado de la oficina de Bautista, hizo lo necesario para poder salir de dudas...

MARU: (Saliendo del baño) Hay que esperar unos minutos, amor...

BAUTISTA: Esperemos juntos, ven...

MARU: (Se abrazan) Si es niño, que se llame Doroteo y si es niña, Dorotea, jajajaja

BAUTISTA: (La mira raro) ¿Doroteo o Dorotea? Estás bromeando, ¿verdad?

MARU: ¡Claro que si, menso! Jajajaja... Aunque si tenemos un bebecito, me encantaría que sea Bautista Segundo Zavala Burak... ¡Qué nombrecito!

BAUTISTA: El mejor nombre, jajajaja... (La Besa) ¿Cuánto falta? (Estaba ansioso)