TAMI: Pasa
MARTÍN: No... (La mira y se decide, la toma del
rostro y la besa)
TAMI: Espera, Tincho, tenemos una conversación
pendiente...
MARTÍN: Lo se, pero no pude evitarlo, necesitaba
darte un beso para saber...
TAMI: ¿Saber qué?
MARTÍN: Si tengo una chance contigo
TAMI: No hace falta darme un beso para saber que si
MARTÍN: A mí si me hace falta, porque tú sabes lo
que sientes y lo que yo siento, pero no es mi caso, todo lo que yo se es que
estás confundida... (La besa de nuevo) Perdón, se que no está bien que haga
esto, pero son tantos años esperando, que me pierdo un poco
TAMI: Ven, entremos (Le da la mano y entran en la
casa)
MARTÍN: (Se sientan, aún tomados de la mano y con la
que le queda libre, le acaricia el rostro) Estás triste, bonita, no me gusta
verte así
TAMI: No puedo estar de otro modo, mi novio me mandó
al demonio nada más le conté lo que me pasaba
MARTÍN: Debe ser difícil escucharle decir a la
persona que amas, que hay alguien más. (La abraza) ¿Cómo te sientes con eso?
TAMI: Mal, por eso no puedo empezar nada contigo, no
quiero pasar lo mismo, si al final no es amor lo que siento
MARTÍN: ¿Y si lo es? Yo se que eso es lo que
despiertas en mí...
TAMI: Pero no estoy segura y no quiero hacerte daño
MARTÍN: No me vas a hacer daño por darme la
oportunidad...
TAMI: No quiero correr el riesgo, te quiero, Martin
y no quiero verte mal si no te elijo
MARTÍN: Tami, yo me iba a ir para no generarte
problemas y tú me pediste que me quedara a luchar por ti, ¿no? Pues eso voy a
hacer. No soy un niño tonto ni un adolescente calenturiento, soy un hombre que
sabe lo que quiere y sabe lo que es el amor y eso eres para mí, el amor. No voy
a salir corriendo por miedo a sufrir, porque ya estoy sufriendo, llevo años
sabiendo que mi felicidad está contigo y te lo dije el otro día, si existe una mínima
posibilidad de que tu felicidad esté a mi lado, me voy a aferrar con todas mis
fuerzas a esa chance. Yo no se si sea el elegido de tu corazón, pero voy a
hacer todo lo que esté en mi manos para serlo.
TAMI: (Empieza a llorar y lo abraza) Gracias... No
sabes lo importante que es escuchar eso en este momento...
MARTÍN: (Vuelve a tomar su rostro con dulzura y le
besa la frente) Es mi verdad y lo que más deseo es ayudarte a descubrir la tuya
y si al final, resulta que si me amas, será maravilloso, pero si no, si amas a
otra persona, al menos nos va a quedar la satisfacción de saber que lo
intentamos... (Le busca la boca y apenas la roza)
TAMI: Gracias por venir y escucharme...
MARTÍN: Gracias a ti... (Se miran) ¿Qué hago ahora?
¿Me quedo o me voy?
Martín aguardaba la respuesta de Tami, deseando con
todas sus fuerzas que le pidiera que se quede, aunque si ella le pidiera que la
dejara sola, iba a hacerlo…
TAMI: Quédate un rato más...
MARTÍN: Está bien... ¿Y qué hacemos? ¿Quieres
recostarte un poco? No me lo tomes a mal, pero me da la sensación que no has
descansado mucho y yo no lo he hecho para nada…
TAMI: Si, mejor, vamos (Se levanta, le da la mano y
van al cuarto) ¿Por qué no has descansado?
MARTÍN: Porque no he podido dejar de pensar en ti
TAMI: ¿Por qué pregunte? (Se recuesta en la cama y
Martín a su lado, mirando al techo con sus manos unidas)
MARTÍN: ¿No querías saber la respuesta?
TAMI: Si, pero tu respuesta fue la que en este
momento no quería escuchar...
MARTÍN: ¿Por qué no?
TAMI: Porque puedo hacer algo que no quiero hacer...
MARTÍN: ¿Algo como qué? No te entiendo...
TAMI: Olvídalo, no es nada del otro mundo, ¿qué
hiciste hoy?
MARTÍN: (Se ríe) Dadas las circunstancias, no
quieres escuchar mi respuesta y no quiero olvidarlo, dime que era lo que ibas a
hacer, sin querer hacerlo...
TAMI: Nada...
MARTÍN: ¿Nada? Está bien... Me parece que lo mejor
va a ser que tú descanses aquí y yo en tu sillón, bonita
TAMI: ¡Dios, eres insoportable, Tincho! (Se iba a
levantar, pero no lo deja) Y no voy a permitir que duermas en el sillón
MARTÍN: (Se ríe con ganas) ¿Insoportable por qué? Si
no me dejas irme al sillón, te voy a empezar a besar y voy a hacer cosas,
queriendo hacerlas y se que no es momento, pero muero por estar contigo. Estoy
completamente loco y enamorado de ti desde hace diez años y no quiero hacerte
sentir mal, pero una década guardando este amor que ahora puede salir y me
siento rebasado, Tami, te amo con locura, no lo quiero evitar...
TAMI: ¿Cómo vas a dormir en el sillón? De ninguna
manera, te quedas aquí, pero sin besarme, tú ahí, a un lado y yo al otro y no
me discutas, Tincho...
MARTÍN: No voy a poder ni a querer evitar besarte,
por lo tanto, me voy al sillón y ya, final de la discusión. Me importa estar
cerquita de ti y de aquí a la sala hay justo la cantidad de metros necesarios
para impedir que me tire encime tuyo y te bese de pies a cabeza. (Le da un
pico) Cuando te despiertes, me despiertas y salimos a dar una vuelta. (Va hasta
la puerta) Te amo y no soy insoportable...
TAMI: Bésame, insoportable (No sonreía, sólo lo
miraba)
MARTÍN: ¿Segura?
TAMI: Necesito que me beses y me abraces...
MARTÍN: Mira que es un camino de ida, eh... (Sonrió
él por los dos, fue hasta la cama, se recostó junto a Tami, la acomodó entre
sus brazos y la besó profundamente)
TAMI: No sabes cómo lo necesitaba (Sonríe)
Insoportable...
MARTÍN: No soy insoportable... (Volvió a besarla,
cada más con mayor intensidad)
TAMI: Si lo eres (Se dejaba besar, sólo quería que
la besara)
MARTÍN: No lo soy... (Sabía que no iban a ir más
allá de los besos, pero su cuerpo respondía a un impulso propio y empezaba a
sentirse incómodo, no quería presionarla, pero la deseaba con todas sus ansias)
Espera un poco, mi amor, dame un momento, ¿si?
TAMI: ¿Qué pasó?
MARTÍN: Nada malo, es que me cuesta no pensar en ir
un poco más lejos, sólo dame un minuto, por favor.
TAMI: Perdón, no quiero hacerte esto, mejor vete al
sillón (Le sonríe, le da un beso y se acuesta de costado, dándole la espalda)
MARTÍN: (Le hace cucharita) Mejor, cállate y duerme,
insoportable... (Le da un beso en la mejilla y se acomoda para dormir)
TAMI: No soy insoportable, el insoportable siempre
has sido tú, el niño mayor, que todo lo sabe...
MARTÍN: No me provoques, mocosa, porque no voy a
seguir conteniéndome...
TAMI: ¿Mocosa? Cierto me llamabas así cuando entraba
en el cuarto de Ale y estabas con alguna tipa... "¿Qué haces aquí,
mocosa?" (Imitándolo)
MARTÍN: Jajajaja, te ponías verde de la envidia,
jajajaja, te ibas enojada, JAJAJAJA, meneando tus faldas, ¡¡¡¡JAJAJAJA!!!!
TAMI: Pues si, me daban ganas de sacar a la tipa de
las greñas, pero, ¿ves? Eras y eres insoportable...
MARTÍN: Pues ahora estoy con la mujer que amo en el
cuarto de ella, ¿la quieres sacar de las greñas también, mocosa?
TAMI: No, insoportable, a esa la dejo, me cae
bien... Es una tipa súper simpática, además tiene unas greñas muy bonitas,
jajajaja
MARTÍN: Todo lo tiene bonito, no hay mujer más
hermosa, MOCOSA...
TAMI: ¿Seguro? Porque yo conocí a una niña que era
hermosa y no la pelabas. Por más que ella
hiciera las mil y una cosas para llamar tu atención, sólo eras insoportable con
ella...
MARTÍN: Uuuuffff, si esa niña supiera que la trataba
así solamente para poner distancia. Cuando cumplió quince años, casi la
secuestro, ¿sabías eso?
TAMI: ¿Por qué no lo hiciste? Estoy segura que lo
estaba deseando...
MARTÍN: Porque ya sabía que nos íbamos a mudar y no
quise provocarle una herida así, la amaba tanto, mocosa, no te das una idea...
TAMI: Y ella a ti, por eso sufrió cuando te
fuiste...
MARTÍN: (La hace girar, para quedar frente a frente)
¿Cuándo dejaste de amarme?
El toro estaba desencajado, fuera de si, no entendía
nada de lo que pasaba. ¿En qué momento había perdido el amor de Tamara y cómo
no se había dado cuenta de eso? ¿Cómo pudo ser? Las ideas iban y venían por su
mente, chocando unas con otras, estrellándose y convirtiéndose en hipótesis,
posibilidades, sugestiones. Caminó largamente y llegó al mismo bar al que iba
desde hacía años. Se sentó en la barra, pidió una cerveza y mientras aguardaba
que lo sirvieran, una voz conocida lo llamó.
ANDREÍNA: Hola, Sergio, ¡qué gesto traes!
¿Problemas?
TORO: Hola, Andreína. Si, problemas, pero no tengo
ganas de hablarlo y menos contigo.
ANDREÍNA: ¿Y yo que te hice?
TORO: Me buscas, me persigues y me molestas, mujer,
¿qué parte de “déjame en paz” es la que no te checa?
ANDREÍNA: ¡¡Qué genio del demonio que te cargas!!
Con razón andas de novio con esa mosca muerta, ¡son tal para cual!
TORO: (La mira mal) Tamara no es ningún mosca muerta
y delante de mí, la respetas. No me hagas olvidarme que eres mujer… (Le sirven
la cerveza y le da un trago)
ANDREÍNA: Pasamos demasiadas noches juntos como para
que olvides eso.
TORO: ¡No sabes cómo me arrepiento de haberme
enredado contigo!
ANDREÍNA: En aquel momento, no te disgustaba
TORO: En aquel momento, no sabía que me estaba
jodiendo la vida porque por culpa de noches como esa, puedo perder lo único que
realmente he amado en toda mi vida…
ANDREÍNA: (Hace un gesto de comprensión) Ahora
entiendo ese mal humor.
TORO: (Apoya la cerveza sobre la barra con tanta
ira, que rompe la botella) ¡¡Vete al demonio!! (Deja dinero para el barman y se
va. Llama a Tami, pero le da el buzón) Necesito verte, amor…
Esa Zorreína es más fácil que la tabla del cero y Martín, jajajaja, mmmmmmmm, esos dos van derechito al cachengue, jajajajaja
ResponderEliminarmuy buen cap pon el otro ya plisss
ResponderEliminarJajajajajajjaa, ¡¡QUÉ LA TABLA DEL CERO!! Jajajajajaja
ResponderEliminarJAJAJ Q COSAS CHEEE GENIAL JJAJAJA
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