Capítulo 037

Sam miraba a Andrés, intentando desesperadamente, de no sonreír…

SAM: Hola...

ANDRÉS: Hola, guapa, ¿cómo estás?

SAM: Bien, ¿tú?

ANDRÉS: Terminando de mudarme... (Le da una rosa que tenía escondida en la espalda)

SAM: (Coge la rosa) ¿De mudarte?

ANDRÉS: Si. Todo este tema de mi cambio, implica madurar y me di cuenta que seguía viviendo con Alex por mantener ciertos estándares de adolescencia retrasada. O sea, me mudé porque es un gran paso para madurar, o eso creo... (Se acerca despacio y le da un beso en la mejilla) Estás preciosa...

SAM: Gracias... ¿Y dónde vives ahora?

ANDRÉS: Como a diez calles de tu casa, en el edificio nuevo, el que estrenaron hace como dos meses. Me compré uno de los departamentos. (Se sienta en el escritorio) ¿Cómo va el día de trabajo aquí? Porque en la presidencia, es un caos.

SAM: Aquí va todo bien, ¿qué pasa en la presidencia? ¿Rubén y tú no se ponen de acuerdo?

ANDRÉS: No es eso, sino que mi compadre hace diez mil cosas a la vez y Rubén es director de arte y yo, abogado, no tenemos los conocimientos de Alex, pero nos manejamos bien. ¿Almuerzas conmigo?

SAM: No

ANDRÉS: ¿Por qué no?

SAM: Porque estoy trabajando...

ANDRÉS: Dije a almorzar, no que salgas y dejes todo así como así. ¿Almuerzas todos los días, no?

SAM: Si, almuerzo todos los días

ANDRÉS: Entonces hoy, puedes almorzar conmigo, Sam, anda...

SAM: (No le iba a pasar nada por aceptar) Está bien...

ANDRÉS: ¡Maravilloso! ¿Dónde quieres ir? Si elijo yo, vamos a mi casa.

SAM: ¿A tu casa?

ANDRÉS: Si queda en mí la elección, si. Por eso te pido que me digas dónde.

SAM: No estaría mal conocer tu casa, pero a la primera que intentes algo, te juro que no vuelves a salir conmigo

ANDRÉS: No te preocupes, Morena de mi perdición, que no va a pasar nada que tú no quieras que pase. Te busco como a las doce, ¿te parece?

SAM: Está bien, ahora lárgate a trabajar...

ANDRÉS: Me encanta que me mandes... (La mira) Tienes algo ahí (Le señala la mejilla)

SAM: (Se toca la mejilla) ¿Ya?

ANDRÉS: No, es como maquillaje corrido o algo así. ¿No tienes un espejo en tu cartera como la mayoría de las mujeres?

SAM: No soy como la mayoría de las mujeres. Ve a trabajar, yo ahora voy al baño y me retoco...

ANDRÉS: No me tienes que decirlo, se que eres única. (Se pone de pie y la jala hacia él, dándole un besote) Esto es porque ya me dijiste que en mi casa, NADA...

SAM: Ni en tu casa, ni en ningún sitio, Andrés (Se separa, pero el beso le había encantado)

ANDRÉS: (La vuelve a aferrar) ¿En ningún sitio? Eres mi futura esposa, novia y amante eterna, Sam, tengo que poder besarte en todos lados (Otro beso) Me voy a trabajar, Morenita hermosa, en un rato vengo a buscarte...

SAM: No te retrases, hasta después (Andrés se va, dejándole a Sam su sabor en los labios)

En la cafetería "Halcón", Martín estaba aguardando a Tami que llevaba diez minutos de retraso...

MARTÍN: (Mirando la hora) ¿Dónde estás?

TAMI: (Llegando apurada) Perdón por el retraso, me surgió algo y no pude llegar antes...

MARTÍN: (Se pone de pie) No te preocupes, ¿todo bien?

TAMI: Si, todo bien, ¿pediste algo?

MARTÍN: Un café, que ya me tomé. Pide lo que quieras, yo invito. ¡Camarero!

TAMI: (Llega el mozo) Un café solo, gracias (Mira a Tincho) ¿Cómo estás?

MARTÍN: Mal. Siento que llegué a meter la pata y a darte problemas a ti, a Alejo, soy un desastre...

TAMI: No eres ningún desastre, las cosas pasan, no se pueden remediar. A mí no me has dado problemas y a mi hermano menos, estás cuidando cuando puedes de su hijo, no eres ningún inconveniente...

MARTÍN: Si lo soy, Tamara, no me quieras defender de mi mismo... Mira, la verdad es que te volví a ver y me moviste todo, bonita, pero sé que es algo mío, que tú estás con alguien y que lo amas. No quiero generar conflictos y por eso, me voy a ir de nuevo, me vuelvo a Barcelona.

TAMI: No, no te vayas... (Pone su mano sobre la de Martín)

MARTÍN: Si me voy a ir, es lo mejor. Estar aquí solamente provoca confusiones y como te dije por teléfono, es mejor cerrar esto antes que se abra. Si quise verte fue para que lo escuches de mis labios y no te enteres por Alejo, aunque él no lo sabe aún.

TAMI: ¿Para quién es lo mejor? ¿Para ti? Es fácil venir, mover todo y largarte de nuevo...

MARTÍN: Irme es lo más difícil de todo, Tami, porque lo que me has despertado, no sé si vuelva a dormir. Desde que eras pequeña, esperaba a que crecieras y soñaba con que alguna vez, serías mi novia. El problema fue que cuando tú tenías nueve años, yo tenía quince y el tiempo no pasaba más. Ahora que las edades ya no importan, tú amas a otro tipo y no quiero ser una piedra en tu camino. Pero te volví a ver y esos sueños, volvieron a mí.

TAMI: No te vayas...

MARTÍN: ¿Para qué quieres que me quede? Tú estás con otro y no puedo quedarme para ser testigo de eso. Imagina que estás en mi lugar, ¿qué harías? ¿Ser testigo de mi felicidad con otra?

TAMI: No, lucharía por ti, pero no lo vas a hacer, así que lo mejor es que te vayas (Se levanta) Que te vaya bien en la vida, Martín, mucha suerte (Le da un beso en la mejilla y sale del local)

MARTÍN: (Va tras ella y la toma de la mano) ¿Quieres que me quede a luchar por ti?

TAMI: No quiero nada, eso debería de haber salido de ti, pero te lo tuve que decir yo, así que vete, Martín, vete a Barcelona y búscate a alguien con quien ser feliz (Se suelta de la mano y se va hasta su carro)

MARTÍN: ¡Espera! (La detiene en la puerta del carro y la besa sin preámbulos)

TAMI: (Corresponde al beso) ¿Por qué haces esto?

MARTÍN: Porque es lo que siento, porque me iba a ir para dejarte ser feliz, porque creí que lo eras con tu novio, pero veo que no es así y si tengo la más mínima posibilidad de ser el hombre quien esté a tu lado, Tamara, me voy a aferrar a eso con mi alma y con mi vida. ¿Sabes por qué nunca funcionó con ninguna otra mujer?

TAMI: ¿Por qué?

MARTÍN: Porque ninguna de ellas, era tú. Estuve guardando ese beso por más de diez años, Tamara y veo que no fui el único

TAMI: No, no fuiste el único, pero detente, primero tengo que hablar con Sergio, quiero que los dos estén en las mismas condiciones y ahora tienes ventaja...

MARTÍN: ¿Y qué le vas a decir a Sergio?

TAMI: La verdad de todo...

MARTÍN: ¿Me llamas?

TAMI: Si, hasta pronto (Se gira y abre la puerta)

MARTÍN: (Pasó las manos por la cintura de Tami, haciéndola girar y volvió a besarla) Hasta pronto...

TAMI: Hasta pronto (Se subió al carro y se marchó)

CAMARERO: (Saliendo del bar) ¡Señor! ¡Tiene que pagar la cuenta!

MARTÍN: (Sonriendo como nunca) Vamos adentro y le abono...

El departamento de Andrés era muy amplio. Contaba con una sala espaciosa con sillones grandes y una mesa enana en medio de ellos. La cocina estaba hacia un costado y hacia el fondo, las tres habitaciones. De frente a la puerta de entrada, un balcón mediano, con vista a la ciudad. Entraron riendo de alguna bobada que el dueño de casa le había dicho a Sam y ella, al ver el lugar, se quedó paralizada...

ANDRÉS: ¿Te gusta?

SAM: Es espectacular (Miraba por todos lados)

ANDRÉS: Ven a ver la habitación que le armé a nuestro ahijado... (La toma de la mano y la lleva)

SAM: ¿Nuestro ahijado?

ANDRÉS: Perdón, me refiero a Gabriel, mi ahijado, pero te lo comparto, porque cuando seas mi esposa, va a ser tuyo también...

SAM: ¿Por qué tan confiado? No voy a ser tu esposa...

ANDRÉS: Si lo vas a ser, lo sé, Morenaza... ¿Te gusta el cuarto o no?

SAM: Me encanta (Se gira y le sonríe)

ANDRÉS: (La besa) Y a mí, me encantas tú. ¿Comemos?

SAM: No me vuelvas a besar o me voy, te lo advierto

ANDRÉS: Pues, te llevo a la puerta, Sam, porque no puedo evitarlo, muero por ti, por besarte

SAM: En ese caso, no me queda otra que irme...

ANDRÉS: (La vuelve a besar) No te vayas, estás muriendo por quedarte y seguir con estos besos (La vuelve a besar y Sam comienza a rendirse un poco) Sólo quiero besarte...

SAM: Yo no quiero, te dije que a la primera que lo intentaras me iba...

ANDRÉS: Está bien, vamos a comer (Se va a la cocina)

Sam se quedó mirándolo…