Capítulo 116

Andreína Ballesteros nunca toleró perder en nada y aunque en su momento tuvo que resignarse a que su prima Laura se casara con Alejandro Zavala, esta vez no cedería a ese hombre a ninguna mujer ni a su pequeño hijo. La sola idea de convivir con Gabo, le era repulsiva. De hecho, ella no pretendía tener hijos, su cuerpo era un templo que no perpetraría ni maltrataría con un embarazo. Para Andreína, Gabriel Zavala era un obstáculo que debía sortear hábilmente, si quería estar en pareja con su papá. Ese día por la mañana, mientras desayunaba, la asistente decidió tantear el terreno en el que se movía con el niño así que terminó su café, se vistió y salió hacia el colegio Buenaventura. Desde la calle, pudo distinguir al pequeño entre un grupito de alumnos que jugaba en el patio descubierto. Se acercó hasta la reja y lo llamó. Gabo la reconoció como “la prima de su mamá Laura”, así que dejó a Jana un momento y fue hasta Andreína a saludarla aunque esa mujer no le gustaba nada de nada.

ANDREÍNA: Hola, Gabriel

GABO: Hola

ANDREÍNA: ¿Sabes quién soy?

GABO: (Afirma con su cabeza) La prima de mi mamá Laura.

ANDREÍNA: En efecto. ¿Y cómo te va en la escuela?

GABO: Bien.

ANDREÍNA: Dime una cosa, niño, ¿tú conoces a la novia de tu papá?

GABO: Si. Es muy bonita, como una princesa y es buena. (Sonríe feliz) ¡Ella va a ser mi mamá!

ANDREÍNA: (Se enfada) ¡Pues, no, mocoso! Tu nueva mamá voy a ser yo.

GABO: (Se congeló) ¡¡ESO ES MENTIRA!!

ANDREÍNA: (Sonríe con cinismo) Mejor ve acostumbrándote a la idea.

GABO: Mi papá ama a su novia y tú eres fea, mala y te odio. (Decepcionado, le sacó la lengua y se metió al patio cubierto)

Andreína se largó igual o peor que Gabo, sabiendo que había cometido un error.

Después de aquella conversación, el pequeño se quedó intranquilo y enojado con su papá. ¿Por qué dejaría a Dani que era una princesa para casarse con esa bruja horrible? Gabriel miró a Jana y prefirió no decirle nada. Pidió permiso para ir al baño y al salir del aula, se encontró con la puerta de la escuela abierta y sin nadie que vigilara: era su oportunidad de buscar a Daniela y pedirle que ella se casara con Alex a la de ya…

A unas cuantas calles del colegio, el niño se sintió perdido, pero como el hombrecito decidido y valiente que era, siguió caminando hasta que vio un lugar conocido y se sentó allí, pensando en cómo hacer para encontrar a Dani…

Alejandro estaba en su oficina, reunido con Rubén, Susana y Daniela. Tenían una presentación en un par de semanas y el cliente le significaría a Frama un avance gigantesco: debían atraparlo, conquistarlo y enamorarlo.

RUBÉN: (Mostraba unos gráficos en el proyector) Esta es la clave de todo. Tenemos que ofrecerle seguridad y confianza. El tipo sabe que somos su mejor opción, pero no la única.

DANI: ¿Puedo decir algo?

RUBÉN: Claro, Dani

DANI: Creo que esto de los gráficos es muy frío. Estuve investigando las publicidades que este hombre ha hecho en el pasado y en ninguna habla de números, siempre se trata de gente, de emociones y sentimientos.

ALEX: ¿Crees que si nos basamos en estadísticas no le guste?

RUBÉN: Pero esa información, tenemos que dársela, no tenemos alternativa.

DANI: Lo se, pero si le mostramos unos meros gráficos con números, el hombre va a creer que nuestro trabajo es eso. Lo que quiero decir es que debemos usar sus propios métodos y vender nuestros servicios como él vende los suyos: con sentimientos.

ALEX: (Muy interesado) ¿Qué propones?

DANI: Que en vez de “mostrarle” las estadísticas, se las “contemos”. Mi idea es hacer una especie de documental con testimonios de antiguos clientes. Allí ellos pueden contarle a nuestro hombre, cómo se beneficiaron a partir de nuestro trabajo.

ALEX: (Se contuvo a duras penas las ganas de agarrarla y besarla sin detenerse) ¡Eso es brillante!

RUBÉN: Por completo, Daniela, una idea excelente y, si me lo permites, Alejandro, quisiera proponer que sea la misma Dani quien se haga cargo de esto.

ALEX: ¿Te animas a estar a la cabeza del proyecto?

DANI: Si ustedes se animan a dejarlo en mis manos, prometo no defraudarlos.

SUSANA: ¡Lo sabemos, muñequita!

ALEX: (Le sonó el celular y lo miró) Es de la escuela de Gabo, tengo que atender. Si, ¿bueno? Si, soy yo. (Se pone pálido) ¿Qué?

DANI: (El gesto de Alex la preocupó tanto, que se dejó en evidencia, sin siquiera notarlo. Se acercó a su novio y le tomó la mano) Amor, ¿qué sucede?

RUBÉN: (Se miró con Susana y se guiñaron los ojos) Alejo, habla, ¿qué pasa?

ALEX: ¡Eso es inconcebible! ¡En diez minutos estoy ahí y más les vale que mi hijo esté bien! (Corta la llamada y se abraza a Dani) Amor, es Gabriel, desapareció del colegio…

DANI: (Toma sus cosas) ¡Vamos de una vez!

RUBÉN: Vayan, vayan, no se preocupen de nada de la empresa y avisen qué pasa con el pequeño, por favor…

ALEX: Si, si…

SUSANA: (Lo agarra con ternura del rostro) Cálmate, Alejito, vas ver que es sólo una travesura de tu muchacho, no te preocupes.

ALEX: Ojala, Susy, porque si algo le sucede a mi hijo, me muero.

RUBÉN: Nada le va a pasar. Mantennos al tanto. (Alex y Dani se retiran)

SUSANA: ¡Por Dios! Que ese niño se encuentre bien…

RUBÉN: Susana, ninguno de ellos dos se dio cuenta que se trataron de “mi amor” y nosotros…

SUSANA: Seremos dos tumbas, obviamente, hasta que ellos decidan contarlo… ¿Dónde estará ese niño?

En el Colegio Buenaventura, era la misma pregunta y la misma respuesta: nadie sabía nada y Alejandro, comenzaba a desesperarse.

DIRECTORA: Lo sentimos mucho

ALEX: ¿Con qué confianza les dejo a mi hijo, señora? No lo sienta tanto ¡¡¡Y HAGA ALGO!!!

DIRECTORA: No se qué decirle, señor Zavala. El niño pidió permiso para ir al baño y no regreso más…

ALEX: (Miró a la mujer y sintió la mano de su novia apretada a la suya, serenándolo) ¿Llamaron a la policía?

DIRECTORA: Están en camino

MAESTRA: (Golpea y se asoma) Permiso, directora, pero una compañerita de Gabriel quiere hablar con su papá.

DIRECTORA: ¿De quién se trata?

MAESTRA: Jana Villalta, la hija de la señorita (Señala a Dani)

DANI: ¿Jana quiere hablar con Alejandro?

ALEX: Quizás vio algo y nos lo quiere contar o Gabo le comentó alguna cosa.

MAESTRA: Dice que si vio algo.

DIRECTORA: ¡Hágala pasar!

MAESTRA: (Lo hace) Pasa, mi vida…

JANA: Gracias, maestra. (Ve a su mamá y a Alex y los abraza)

DANI: Hola, hijita

JANA: Hola, mami… (Se cuelga del cuello de Alejo y le da un sonoro beso) Hola, papi…

ALEX: Hola, princesa hermosa. Me dicen que quieres hablar conmigo, ¿sabes dónde está Gabo?

JANA: No, pero si vi a una señora que se acercó a él en el recreo y le habló. Gabo se enojó y se metió al patio cubierto.

ALEX: ¿Conoces a esa señora?

JANA: No, pero él si la conoce

ALEX: (Los adultos se miraron entre sí) ¿Quién era?

JANA: No se, sólo me dijo que “esa vieja fea” no le gustaba y fue a ver para qué lo llamaba

DANI: ¿Esa mujer llamó a Gabriel?

JANA: Si, mami

ALEX: Gracias, princesita

JANA: No te enojes, papi, pero Gabo es un menso…

DANI: ¡Jana!

JANA: ¿Qué?

DANI: No digas esas cosas.

JANA: Bueno, pero lo es…

ALEX: Tienes razón, preciosa… Ahora vuelve a clase, ¿si?

JANA: Si, papá. (Lo besa en la frente) Te quiero hasta el sol

ALEX: Igual que yo a ti…

JANA: Te amo, mami

DANI: Te amo, bebé (la maestra se lleva a Jana)

ALEX: (A la directora) ¿Me explica cómo puede ser posible que un extraño se acerque y tenga contacto con los alumnos? Son nuestros hijos, señora…

DIRECTORA: Sigo incrédula, nunca sucedió algo como esto antes.

DANI: (Se enoja) ¡Pues a ver si se avispa! Porque su incredulidad no nos ayuda en nada y más les vale que Gabriel aparezca con bien. Es su responsabilidad y la de todos en este colegio.

DIRECTORA: Se me cae la cara de vergüenza…

Poco después, la policía ya estaba buscando a Gabo y Daniela había convencido a Alejo de buscarlo también, pero por separado. Él se llevó el carro y fue a su casa y a casa de su hermana. Ella, sin embargo, prefirió buscarlo por las cercanías de la escuela. Caminó unas cuantas calles y al llegar a un parque, tuvo un fuerte presentimiento y decidió hacerle caso. Fue hasta las canchas de fútbol y había varios adolescentes jugando; en una esquina, mirando atentamente el partido, estaba Gabo. La mujer suspiró aliviada y antes de acercarse al niño, llamó a Alex.

ALEX: (Atendiendo el celular) ¿Qué pasó, amor?

DANI: Tranquilo, hermoso. Lo encontré, está en el parque de Las Américas, en la zona de fútbol.

ALEX: ¿Está bien?

DANI: Si, mi amor. Cálmate.

ALEX: Pásamelo, quiero hablarle.

DANI: Alex, estás muy nervioso. Ven para aquí que yo me quedo con Gabo y no lo dejo ni a sol ni a sombra.