Capítulo 198

Maru estaba acalorada, su marido tenía un asombroso poder sobre ella, un único roce, una sonrisa sola y la mujer caía perdidamente rendida a sus pies, a sus deseos y para Bautista, era la misma cosa…

BAUTISTA: ¿Qué no entendí, mi vida?

MARU: Dónde quiero los masajes, Bau

BAUTISTA: ¿Tienes ganas?

MARU: Si, tengo ganas de que me masajees donde me duele

BAUTISTA: Vamos a la cama...

MARU: No, quiero quedarme aquí...

BAUTISTA: Pues, nos quedamos aquí (La acomoda, poniéndola a horcajadas sobre él) Así estamos mejor...

MARU: Mucho mejor, pero, al final, ¿hay masaje o no?

BAUTISTA: Hay masaje (Mete sus manos bajo la camisa de su esposa y le empieza a acariciar los senos)

MARU: No te vayas a poner cachondo, eh... (Mira para arriba y disimula su sonrisa socarrona) Uff...

BAUTISTA: No se qué es eso, amor...

MARU: Menos mal, precioso, porque si, sin saberlo, vamos por el segundo bebé, ¿cuántos iríamos si lo supieras? (El contacto de Bau en su piel, la perdía de a poco)

BAUTISTA: (Le quita la camisa a su esposa y empieza a besar sus senos) Me encanta este par...

MARU: ¿Masajes con la boca, Chocolate? Esa técnica me agrada... (Se arqueó instintivamente, apoyando sus manos en las piernas de Bautista) Síguele...

BAUTISTA: Me encanta hacer esto... (Intensifica lo besos y empieza a lamer)

MARU: Mmmm... Deberías ponerte un negocio de masajes, pero me atiendes solamente a mí, papacito... (Se mueve y puede sentir la erección de su esposo y cuando se dispone a saciarlo, el llanto de Lucía, corta todo) Voy a verla, precioso...

BAUTISTA: No, yo voy (Se levanta con ella y la sienta en la silla) Ya vuelvo (La besa)

MARU: Debe tener hambre, quédate... (Se levanta, lo sienta y lo toca allí, provocándolo) ¿Por qué no preparas todo para seguir con los masajes? Ya regreso...

BAUTISTA: Me vuelves loco, ¿lo sabías?

MARU: No, no tenía idea... (Se gira para irse) Espero que cuando vuelva, mi masajista esté listo... (Va al cuarto de su hija y la alza, haciendo que la pequeña, se calme al instante) Jajajaja, Lucía, mañosa desde tan chiquita... (Se prende a la teta) ¡Hija, despacio, te vas a atragantar!

BAUTISTA: (No puede esperar y va con su esposa) Es igual al papá...

MARU: (Se ríe) Cortaditos por la misma tijera, señor Zavala... ¡Ay, Lu! Me haces doler, princesita... (La cambia al otro pecho) ¡Glotona!

BAUTISTA: (Va hasta ella, se apodera del seno que su hija acababa de dejar y se lo masajea a su esposa con la boca) ¿Te duele menos?

MARU: No, precioso, me lo lastimó con las encías. Empezaron a salirle los dientes y me muerde. Los pezones son muy sensibles. Gracias por intentarlo

BAUTISTA: (La abraza por detrás y le besa el cuello) ¿Duele mucho?

MARU: Imagina que te muerden a tu amigote de abajo... (Se levanta y palmea suavemente a Lucía, hasta que hace su provechito) A dormir, muñequita, así mamá y papá duermen también...

BAUTISTA: (Se lo imagina) ¡Auch!

MARU: No creo que pueda seguir amamantándola mucho más, tengo que consultarlo con el médico (La acuesta en su cuna) Ya se durmió de nuevo y tiene el pañal sequito... Me voy a dormir, amor...

BAUTISTA: Vamos, te acompaño y te hago cucharita... (La carga, la lleva al cuarto, la recuesta en la cama y luego, se acomoda a su lado) Te amo, Chocolatota

MARU: Yo te amo a ti, Zavala, Bautista... ¿Me haces el favor de pasarme esa crema que está sobre el mueble? La del pomo amarillo...

BAUTISTA: Claro, mi amor (La coge y se la alcanza) Toma...

MARU: Gracias... (Se quita la remera y el sujetador y comienza a pasarse la crema, haciendo círculos sobre sus pechos. Bautista la miraba como bobo) ¿Qué pasa?

BAUTISTA: ¿Puedo hacerlo yo?

MARU: Por supuesto...

BAUTISTA: (Empieza a hacerlo) ¿Lo hago bien?

MARU: Perfectamente... (Mete su mano en el pantalón de Bau y hace lo mismo, pero con el sexo de su marido) ¿Y yo? ¿Lo hago bien?

BAUTISTA: No, hermosa, no sigas... Me estás matando...

MARU: (Lo suelta) ¡Lástima que no quieras seguir!

BAUTISTA: Quiero seguir, pero tú quieres descansar...

MARU: ¿Qué? Si quisiera descansar, Bautista Nicolás, estaría descansando... ¡Jum! (Se gira, dándole la espalda) ¡Qué poco me conoces!

BAUTISTA: (La abraza por detrás) Te noté cansada (Le toca los senos como lo estaba haciendo anteriormente) Por eso pensé que querías descansar (Le acaricia las pompas con la mano libre) La enana te agota mucho...

MARU: Pero tú me cargas las pilas, menso...

BAUTISTA: ¿Soy tu cargador, Chocolatita? (Seguía tocando a su esposa mientras le besaba el cuello)

MARU: (Cerrando los ojos) Ajá...

BAUTISTA: Me encanta, pero más me encantas tú (La gira y la pone boca arriba)

MARU: Sigue...

BAUTISTA: Eso pretendo (Vuelve a lo de antes, pero esta vez, la mano que estaba en las pompas, pasa al sexo de su mujer, acariciándolo y haciéndola estremecer)

MARU: (También retoma lo que hacía) Hazme tuya, hermoso, tengo ansias de ti...

BAUTISTA: Juguemos un rato....

MARU: (Le coge el lóbulo de la oreja con la boca y mientras lo mordisquea, su mano acelera las caricias) Juguemos...

BAUTISTA: Oh, Dios....

MARU: ¿Qué pasa, Chocolate?

BAUTISTA: Me vuelves loco, Chocolatita... (Aumenta el movimiento de la mano que tiene  en el centro de su esposa)

MARU: (Ahora le besaba el cuello y los pectorales) Tú me vuelves adicta...

BAUTISTA: Obvio, Chocolata, ¿has visto bien este cuerpito? (Sonríe) Pero ese cuerpito que te gastas, está mucho mejor...

MARU: Shhhhh... (Baja hasta el abdomen de Bautista y sigue, haciendo con la boca, lo que

antes hacía con la mano)

BAUTISTA: Oh, Dios mío... No pares...

MARU: (Se detuvo con la boca, pero siguió con la mano) Son buenos los masajes orales, eh.... (Sonríe y vuelve a lo que hacía, con mucho más énfasis, era muy excitante hacerle eso a su marido)

BAUTISTA: Sigue, amor...

Maru siguió largamente, hasta que obtuvo lo que quería, llevar a Titán a un orgasmo sostenido y embriagador.

BAUTISTA: (La hace subir) Chocolatita, me matas cuando me haces esto (La besa y empieza a tocar todo el cuerpo de su mujer)

MARU: Es la idea, Bau... (Deja que él haga lo que desea)

BAUTISTA: (Baja hasta el sexo y empieza a maniobrar con besos sobre la zona sensible de  su esposa) Quiero que disfrutes como yo

MARU: No, precioso, sube, te necesito mío...

BAUTISTA: No, amor…

MARU: (Sonríe) ¡Ah, no! Si me insistes, ni cómo negarme...

En el mar, con el alba acariciando sus pieles, Daniela y Alex reían de alguna anécdota nueva. Debajo del cobertor que los cubría, estaban desnudos y abrazados. Habían hecho el amor nuevamente en la superficie del bote y ahora bebían un poco más de café...

ALEX: (Abrazando fuerte a su esposa) Cosita, ¿sabes quién cumple años en unos pocos días más?

DANI: ¿Qué fecha es hoy?

ALEX: 25 de enero...

DANI: ¿25 de enero, ya? Dios, Alex, no te he comprado nada...

ALEX: ¿Y? No necesito que me compres ninguna cosa. Sólo quiero pasarla con todos mis amores y, TAL VEZ, tenerte sólo para mí algunas horas...

DANI: Está bien, ese será mi regalo

ALEX: (Besote) ¡Perfecto! Tenía ganas que fuéramos todos a la casa de la playa, como en el cumple de Gabo. Claro que esta vez, mi suegro y mis cuñados, estarían invitados

DANI: Es muy buena idea (Sonríe) ¿Vas a invitar a todos los que estaban en el cumple de Gabriel?

ALEX: Si, a todos salvo a Sergio. No creo que sea buena idea, pero puedo preguntarle a Tata... ¿Quieres invitar a alguien más? (Le acaricia el vientre) O, quizás, ya se invitó solo...

DANI: (Sonríe) Puede ser...

ALEX: Ojala, muero de ganas de tener otro renacuajito, uno tuyo y mío...

DANI: Uno de los dos...

ALEX: Con tus ojos, tu naricita, tus pequitas... (Beso) Cuando llegue, va a ser increíble, ¡nunca tuve tantas ganas de tener un hijo! No me malinterpretes, amo a Jana y a Gabo, pero planear un bebé, proyectarlo, buscarlo una y otra y otra vez, es distinto, ¿no?

DANI: Si, bastante diferente (Sonríe) ¿Qué hora es?

ALEX: Casi las seis. Es hora de ir volviendo, jum...

DANI: ¿Ya?

ALEX: Desafortunadamente, si... Tenemos como media hora hasta llegar al puerto y los renacuajos son bien madrugadores. Ya sabes que Gabriel se pone como diablo cuando no estás en la mañana. Yo, me puedo perder, que ni se entera, pero tú no...

DANI: Vamos, pues...

ALEX: (La abrazó y giró, quedando de frente) Pero antes de irnos, Cosita, quiero hacer cositas de nuevo (Le levanta las cejas reiteradamente) Ehhhh, ehhhh...

DANI: Jajajaja... ¿Y qué esperas?

ALEX: Si no espero... (La fue recostando ahí mismo, sin salirse del cobertor) No espero nadita...

En su casa, Martín estaba teniendo la misma pesadilla:

“PILOTO: (Hablando a los gritos) ¡¡May day!! ¡¡May day!! "Canario rojo a torre, canario rojo a torre, estamos cayendo en plano"...

MARTÍN: (Mismo volumen de voz) ¿¿Qué hago??

PILOTO: (Lo mira y le muestra una punta) Este es el principal y este otro, es el de emergencia. Te tiras y cuentas hasta cinco. Entonces lo abres...

MARTÍN: ¿Y tú?

PILOTO: ¡¡¡TÍRATE!!

MARTÍN: ¡¡No, Tami!!”

Ahora, él estaba cayendo al vacío y al momento del golpe, despertó sudado, agitado...

MARTÍN: ¡Nooo!

TAMI: ¿Que pasa, amor? ¿Una pesadilla?

MARTÍN: (Se sienta) Creo que fue más bien un recuerdo del accidente... (Escucha a Martina y la levanta de la cuna) Te desperté, princesa... (Vuelve a la cama con la niña en brazos) Las desperté a las dos, lo siento

TAMI: No pasa nada, amor (Le da un beso) ¿Ya estás mejor?

MARTÍN: Un poco... ¿Será que no voy a poder dormir una noche en paz? Ya quiero ir a ver al psicólogo y saber qué pasa…

TAMI: No te desesperes, sólo falta un día, deja a la niña aquí, entre nosotros...

MARTÍN: (Acomoda a Martina) No es desesperación, amor, es necesidad

TAMI: Lo se, pero ya no queda nada (Lo besa) Todo va a pasar, ¿si? (Lo vuelve a besar)

MARTÍN: En nada, Mocosa, tienes razón... Me dio hambre

TAMI: ¿Quieres que te prepare algo?