lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 235

Bautista no podía creer lo que sus oídos escuchaban…

BAUTISTA: ¿Dijo "papá"?
MARU: Si, Bau, te está llamando...
LUCÍA: ¡Papá! (Se ríe)
MARU: Definitivamente, sabe que eres tú...
BAUTISTA: (Coge a la niña) Hola, preciosa de mi vida (Le da besitos por todos los lados y la pequeña ríe) Dilo otra vez...
MARU: Ayúdala, mi amor, ella no sabe lo que le estás pidiendo... (Se acerca a ellos) Di "papá", "papi"...
LUCÍA: Papi... (Seguía a plena risotada) Papi, papi, papi...
BAUTISTA: Ese soy yo (Estaba dichoso) ¿Quién soy? Pa...
LUCIA: Papi...
BAUTISTA: (Le habla a su hija al oído) Di "mamá", ma má...
LUCÍA: ¡Papi, papi, papi!
MARU: Jajajaja, lo bueno de que no diga "mamá", es que cuando despierte de noche, te va a llamar sólo a ti, precioso
BAUTISTA: Yo, encantado (No dejaba de besar a su hija, hablándole) ¿Mami ya no está enojada?
MARU: Mami sigue enojada, pero no soy una insensible y con enojo y todo, te amo, no pienso dejar que ese pequeño detalle, arruine este momento. Eres la primera palabra de nuestra hija, Bautista
BAUTISTA: Pues a tu enojo, lo veo como una tontería, pero no pienso decirte más nada... (Mira a su hija) Tu papi te ama (Sonríe y le hace cosquillas para ver reír a la niña)
MARU: Será la más grande de las tonterías, pero me lastimas... (Se sienta a ver a su esposo e hija)
BAUTISTA: ¿Qué te lastima? ¿Qué te llame la atención por ser indiscreta o que te llame por tu nombre? Porque fue lo único que hice...
MARU: No es lo que dices, sino cómo lo dices. ¡Dios! Eres igual a Daniela, dicen las cosas como la mierda y ya... Mejor me voy a dormir, no tengo cabeza para esto... (Besa a Lucía) Acabo de cambiarle el pañal, pero cuando la acuestes, ponle uno nuevo, aunque ese que tiene siga limpio... (Se mete a su alcoba)
BAUTISTA: No hay quien entienda a tu mamá....
LUCIA: ¡Papi!
MARU: (Cambiándose) ¡Eres un menso! Ya quisiera ver cómo te sentirías tú...
BAUTISTA: (Entrando en la alcoba con Lucía en brazos) ¿No puedes perdonarme y ya?
MARU: No. Si al menos supieras la causa de mi enojo, podría ser, pero como piensas que sólo es porque el embarazo me tiene más loca que de costumbre, sueltas disculpas a diestra y siniestra, tratando de no tener conflictos. Además, dices no haber hecho nada malo y te conozco lo suficiente como para saber que realmente lo crees. Bautista, no hay manera que un hombre que cree tener razón, pida perdón con sinceridad. Sólo es una maldita línea con la que quieres tranquilizarme.
BAUTISTA: No pienso que sea el embarazo. Si te dije mal las cosas, lo siento, pero no soy perfecto y parece que el único que tiene que aguantar todo aquí, soy yo (Le da a la niña) Me voy a dar una vuelta (Le da un beso a su hija) Que duerman bien... (Se va)
MARU: (Va hasta la puerta de la recámara) Si te vas, no vuelvas y esta vez, es en serio. Si sales por esa puerta, al regresar, no me vas a encontrar
BAUTISTA: Si me quieres, vas a estar cuando vuelva. Si no estás, es porque no soy tan importante para ti, como tú para mí...
MARU: Tengo un embarazo de veinte semanas, una hija de casi once meses y estoy mal, Bautista, si te vas, es porque a quien no le importa nada, es a ti. Te di mil oportunidades para que este matrimonio se terminara, para que te buscaras a una mujer que no te diera problemas, pero quisiste quedarte. Yo no puedo seguir así y es evidente que tú tampoco. Creo que es obvio que nuestra aventura se terminó. Vete, pero no esperes vernos al regresar a la casa... (Entra al cuarto, deja a Lucía en la cuna y busca una maleta)
BAUTISTA: ¿Está hablando en serio? (La sigue al cuarto) ¿Así de fácil, no? Él que no puede más soy yo. Me tratas como te da la gana, haces conmigo lo que quieres y encima, por una vez que necesito respirar, pensar, corro el riesgo de perder lo más hermoso de mi vida. Gracias (Sale del cuarto y se va a la cocina)
MARU: (Lo sigue) ¿Quieres pensar? ¡Piensa! ¿Te trato mal? Dímelo. ¿No te gusta lo que hago contigo? Ayúdame a cambiarlo o déjame, sepárate de mí y ya. Pero ni por un maldito segundo pienses que esto es fácil, porque me estoy muriendo por dentro. ¿Crees que me gusta en lo que me he transformado? No, me mata todo esto y no quiero que termines odiándome, ya te lo he dicho. A tus hijos no los vas a perder, jamás te haría algo como eso, ¡eres un padre increíble! Mucho mejor de lo que yo soy como madre o podré ser. Eres un esposo maravilloso, mucho más de lo que merezco y por eso mismo, hasta aquí llegamos. Esto es lo que soy y no nos hace felices. Seré cruda, Bautista, pero no podemos seguir negando que lo nuestro se terminó.
BAUTISTA: No se trata de eso (La abraza) Sólo necesito un respiro, sólo uno. No tires todo lo que construimos de una patada, no quiero perder a mis hijas, pero principalmente, no quiero perderte a ti...
MARU: Ve a dar tu paseo, cuando vuelvas, hablamos bien...
BAUTISTA: Se me quitaron las ganas de dar un paseo, quiero que estemos bien y que no te enfades a la mínima (La besa) ¿Puedes intentarlo?
MARU: Lo intento todo el tiempo, esa es la parte que no tienes en cuenta. En serio, sal, toma aire, piensa y hablamos a tu regreso. Puede que nos haga bien a los dos
BAUTISTA: ¿Vas a estar aquí cuando vuelva?
MARU: Puede que esté rematadamente loca, pero no soy una cosa amorfa, sin sentimientos. Si te digo que hablamos cuando vuelvas, es porque aquí me vas a encontrar.
BAUTISTA: Me encantas rematadamente loca (Le da otro beso) No me tardo, sólo necesito estirar las piernas (Otro beso)
MARU: No estás muy encantado conmigo ahora... Ve de una vez, yo voy a checar a Lucía. (Se va a la alcoba)
BAUTISTA: (Sale de la casa y al poco rato regresa) Chocolatita...
MARU: Estoy aquí... (Estaba en el sillón, mirando fotografías de sus épocas de trotamundos)
BAUTISTA: (Va con ella) ¿Qué haces?
MARU: Paseo por el pasado...
BAUTISTA: Te traje algo, pero antes, quiero un besote de mi hermosa esposa...
MARU: (Lo besa fuertemente en la mejilla) ¡Ahí tienes!
BAUTISTA: No, ese beso no vale...
MARU: ¿Por qué no? Tú dijiste que querías un besote, pero no mencionaste ningún lugar específico
BAUTISTA: Quiero un besote en estos labios que mueren por ti (Pone los labios en trompa)
MARU: Ahhh... (Lo besa) Ahora, si, ¿qué tienes para mí?
BAUTISTA: Toma (Le entrega una flor hecha de pastillas de goma)
MARU: (Sonríe) ¿Y esto?
BAUTISTA: Quería regalarte una flor y pensé que esta te gustaría más que una de verdad...
MARU: ¿Gustarme? ¡Me encanta! (Otro beso en la mejilla) Gracias... (Vuelve a mirar las fotos) La primera vez que me fui de mi casa, tenía 14 años
BAUTISTA: (Se sienta junto a ella) ¿Por qué fue?
MARU: Mi madre y sus reglas. Papá y su ausencia de cuerpo presente. Julián estaba de viaje y él era quien me contenía. Me harté y me largué. (Ríe) ¡A casa de Daniela, por supuesto! Me quedé con ellos como por un mes, hasta que mi hermano regresó y me llevó con él
BAUTISTA: Sólo espero que nuestras hijas no salgan con tu carácter, mi amor, porque si es así, vamos a tener problemas... (La besa) ¿Cuándo fue la segunda vez que te escapaste?
MARU: Un par de meses después. Los dueños del circo peleaban y no me daba la gana escucharlos. Esa vez me fui un poco más lejos y todos salieron a buscarme y fue mi tío Alberto el que me encontró. Entre mis catorce y mis 18 años, debo haberme ido, al menos, unas diez veces de mi casa. La tercera vez, ellos no me buscaron, así que empecé a irme a lugares en los que me sintiera querida. (Deja las fotos de lado)
BAUTISTA: ¿Te sientes querida aquí?
MARU: Ese no es el problema, Bautista. Yo se que me amas, nunca lo dudé. El problema es mío... (De a poco y de una a la vez, algunas lágrimas comenzaron a brotar) Mi hermano se fue a vivir solo cuando cumplí 18 años y fue entonces que tomé mis cosas y salí de aquella casa. Sin Julián, ese no era mi lugar en el mundo y pensé que si hacía del mundo, mi lugar, sería más fácil lidiar con la soledad que sentía. Y lo fue, de alguna manera, me volví parte de las cosas, de la gente, de los lugares. Hasta que te conocí y supe que tú eras mi lugar, que donde estuvieras, yo iba a estar. Sin embargo, hay algo en eso que no está bien
BAUTISTA: ¿Qué es lo que no está bien?
MARU: Que yo sea lo mismo para ti, mi amor, eso no está bien, porque no lo soy
BAUTISTA: Eres mi mundo porque yo lo decidí así, porque te amo y sin ti, estaría muerto en vida, ¿por qué te resistes a entenderlo?
MARU: No me resisto a entenderlo, lo entiendo perfectamente. Bautista, si no estuvieran las niñas de por medio, ¿crees que hubiéramos llegado hasta aquí?
BAUTISTA: Yo si lo creo...
MARU: ¿En qué te basas?
BAUTISTA: En que te amo y si no me he ido, no es por las niñas, es por ti. Sin ti, mi vida no tendría sentido, la viviría como vivió mi primo los años que estuvo sin Dani...
MARU: Creo que deberíamos separarnos y ver qué nos pasa. Bau, no tuvimos oportunidad de ser ni siquiera novios. En menos de dos meses estábamos casados y esperando una hija. Ni siquiera tuvimos chance de pelear como las parejas lo hacen. Más allá del amor, nuestro tiempo fue muy acelerado, todo pasó en un instante y quemamos etapas que son fundamentales. Y es eso lo que nos hace estar así hoy. No son ni las hormonas, ni el embarazo, ni es falta de amor. Es el tiempo. Quisimos comernos el reloj, pero es el reloj el que nos consume.
BAUTISTA: ¿Quieres que nos separemos?
MARU: (Le agarra la mano) No es que lo quiera, no te confundas. Sólo pienso que si lo hacemos, vamos a tener la oportunidad de ser libres otra vez. No hablo de libertad para salir con otra gente, sino de sentir que nos volvemos a elegir como pareja. En este momento, pensar de ese modo, es imposible. Lo que pienso es que si dejamos de convivir un tiempo, podremos saber si de verdad estamos juntos como hombre y mujer. Un pequeño experimento, del cual los resultados, van a ser positivos, salga lo que salga
BAUTISTA: Como quieras (Se levanta) Te quedas aquí y no me discutas (Se va al cuarto y empieza a preparar una pequeña maleta)
MARU: (Va detrás de su marido) No te enojes, trata de ver lo positivo, por favor
BAUTISTA: No puedo, pero si crees que es lo mejor, no pienso discutírtelo (Termina de hacer la maleta y sale del cuarto) Voy a estar en casa de mis papás, si necesitas algo, llámame (Le da un beso y sale de la casa, sin mirar atrás)
MARU: No lo entiendes, Bautista, ni lo vas a entender nunca...


6 comentarios:

  1. Esa actitud me Maru no la entiendo?......

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  2. Muryyy... Q paso aki ? Espero q regresen prontoo maru y bau son tal para cual excelentes excelente cap jajjaja

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  3. Hay Maru quien te entiende... estas mas lokis que una cabra...pobre Bau

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  4. que falta de autoestima la e maru pobre por su inseguridad va a perder al amor de su vida,

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