jueves, 6 de junio de 2013

Capítulo 199

Tamara ofreció prepararle algo de comer a su marido, pero Tincho pensaba que su hija
también estaba hambrienta...

MARTÍN: (Besote) Eres hermosa, ¿lo sabías? Pero no te apures, busco alguna fruta.
Además, me parece que alguien quiere comer de ti...
TAMI: Entonces, ve y no te tardes (Coge a la niña y le empieza a dar de comer)
MARTÍN: (Va a la cocina y agarra una manzana) ¿Qué fue lo que te pasó, Martín? (Se sienta a la mesa)
TAMI: (Alimenta a Martina y la recuesta) Tu papá necesita ayuda, amor y nosotras se la vamos a dar...
MARTÍN: (Mira la hora) No puede ser, tengo que ponerme bien...
TAMI: (Va a la cocina) ¿Encontraste qué comer?
MARTÍN: (Le muestra la manzana) Algo es algo...
TAMI: (Sonríe) ¿Me das un poco de ese algo?
MARTÍN: Claro, pero ven a buscarlo...
TAMI: (Se acerca y muerde un poco de manzana) Mmm, está buena...
MARTÍN: Buena estás tú, Mocosa...
TAMI: (Sonríe y le da un beso) ¿Quieres agua?
MARTÍN: No, gracias. Lo único que quiero es ponerme bien rápido
TAMI: Lo se, pero no puedes correr
MARTÍN: Es frustrante, Tami, no saber qué pasó o cómo pasó. Tener estos sueños, me agota
TAMI: ¿Ahora no eres feliz? ¿Aunque estés sin memoria?
MARTÍN: (La hace sentarse en su regazo) Soy muy feliz, no seas boba, pero quisiera
recordar cómo pasaron las cosas. Cómo te besé la primera vez, cómo me diste el sí. Recordar a mis amigos, a mis papás...
TAMI: Las prisas nunca fueron buenas, amor, ya todo eso llegará. Concéntrate en el hoy y en el ahora. Me duele verte así de desesperado, de necesitado de información que tu cabeza no puede darte aún...
MARTÍN: (La abraza) Bueno, ya, mejor olvidemos eso. Al fin que tienes razón y el tiempo
hará su parte. Por más que me enloquezca, no voy recuperarme más rápido, ¿no? Como
dices, tengo que disfrutar el hoy y el ahora y esas dos cosas, se resumen en una sola, tú...
TAMI: Se simplifica (Sonríe y lo besa) ¿Vamos a dormir?
MARTÍN: Ve tú, termino la manzana y voy
TAMI: Entonces, me quedo hasta que te termines la manzana...
MARTÍN: Me gusta eso... ¿Martina está en su cuna?
TAMI: Si, ya comió y está dormidita...
MARTÍN: ¿Muy dormida?
TAMI: Creo que si...
MARTÍN: ¿Y comió bien?
TAMI: Casi me deja sin leche, jajajaja
MARTÍN: ¡Qué niña más tragona! (Le abre la camisa de dormir a Tami) Mmmm...
TAMI: ¿Te gusta la vista?
MARTÍN: (Besa una y luego, la otra) Gustarme es poco, ¡me fascina!
TAMI: Pues me complace informarle, señor Ledesma, que son de su propiedad...
MARTÍN: (Se pone de pie y la sienta en la mesa) Mías... ¿De mi propiedad, eh? (Le quita la ropa interior, pero le deja la camisa puesta y abierta) ¿Puedo hacer lo que quiera, entonces? (Le besa el cuello, sin tocarla)
TAMI: Lo que quieras...
MARTÍN: ¿Y tú qué quieres que haga?
TAMI: Quiero que...
MARTÍN: ¿Quieres quéeeee?
TAMI: Quiero (Lo atrae hacia si) Que (Lo besa) Me (Le besa el cuello) Ames (Le besa el lóbulo de la oreja)
MARTÍN: (Esos besos y la actitud tan seductora de Tami, lo pusieron a punto de inmediato. Por lo mismo, acarició a su esposa en su suave intimidad y mientras lo hacía, liberaba la propia) Eso es lo que más deseo hacer, Mocosa... (La toma de la cintura y comienza a llenarla despacio, suavemente)
TAMI: Ahora no te hace falta la memoria (Sonríe y lo besa, mientras él entra en ella, una y otra vez)
MARTÍN: (Más besos) No, mi cuerpo tiene memoria propia... (La agarra de la cintura con firmeza y endurece las embestidas) ¡Qué placer me haces sentir, Mocosa!
TAMI: El mismo que tú a mí...
MARTÍN: (Iba cada vez con mayor velocidad) ¿Si?
TAMI: Si... (Gime) Te amo...
MARTÍN: Y yo a ti... (La carga y la lleva al sillón) Aquí es mejor...
TAMI: Mucho mejor...

El doctor Leandro Quiñonez, era un renombrado psicólogo. Tenía fama de ser un profesional muy exitoso y sólo se ocupaba de casos peculiares, que le significaran un desafío. Más allá de su entrañable amistad con Alex, que databa de la época en que ambos eran unos adolescentes, el caso de Martín, lo atrapó y sintió que era la oportunidad de hacer algo realmente importante. La primera cita, se dividía en dos partes. Una, constaba de platicar a solas con el paciente y la segunda, incluía a Tamara, quien aguardaba afuera del consultorio. El doctor estaba sentado y Tincho esperaba a que todo empezara

LEANDRO: (Observándolo detenidamente) ¿Me dijo su esposa que recuerda de a pedacitos, señor Ledesma? ¿O puedo llamarte Martín?
MARTÍN: Puede llamarme Martín y si, recuerdo cosas sueltas, o a veces, digo o hago cosas como si fuera normal en mí, pero sin darme cuenta...
LEANDRO: Inercia, claro... ¿Hay algo que recuerdes con nitidez?
MARTÍN: No y eso me desespera...
LEANDRO: ¿Nada? (Lee sus notas de una entrevista anterior que tuvo telefónicamente con Tamara) Tu esposa dice que tienes una pesadilla recurrente, eso puede ser un recuerdo tácito...
MARTÍN: Si, las pesadillas... Sueño con el día del accidente...
LEANDRO: La mente humana, Martín, es casi indescifrable. Hay ciertos conceptos básicos, pero el funcionamiento en si, no se puede dilucidar por completo. Es uno de los grandes misterios. (Lo mira y le agarra la mano, estrechándosela) ¿Ves? Ni me conoces, pero tu apretón de manos es seguro, firme y gentil. Eso dice mucho de ti y aunque no lo creas, todo eso, sale de tu psiquis. ¿Te animas a hacer un ejercicio?
MARTÍN: Hago lo que sea para salir de esto... ¿Qué tengo que hacer?
LEANDRO: Primero que nada, tranquilizarte. Este proceso puede llevar semanas, meses, años y hasta puede que no te recuperes nunca. Sin ansiedad, vas a hacerlo mejor. Recuéstate en el diván... (Martín obedece) De todo lo que recuerdas, ¿qué es lo que más te relaja? ¿En qué momentos te sientes más en paz?
MARTÍN: Cuando estoy con mi esposa y mi hija...
LEANDRO: ¿Ellas significan un remanso para ti?
MARTÍN: Si, ellas son mi razón de vivir, desde que se que existen...
LEANDRO: Cierra los ojos, Martín e intenta no pensar en nada. Te voy a decir palabras sueltas y tú, me vas a responder con una única palabra, la primera que se te venga a la mente. No importa si para ti, no tiene sentido lo que yo te diga o la respuesta que vayas a darme, te puedo asegurar que cuando unes los cabos, todo se lía. ¿Está listo?
MARTÍN: Si...

El psicólogo comienza con la prueba y graba toda la sesión. Un largo rato más tarde, deja a Martín un momento y sale para hablar con Tamara.

LEANDRO: (La mira) ¿Tú eres Tamara Zavala?
TAMI: Si, soy yo...
LEANDRO: (Le estrecha la mano) Tú no me conoces, pero tu hermano me ha hablado mucho de ti. Bueno, nos conocemos por teléfono.
TAMI: Mucho gusto...
LEANDRO: (Se sientan) El gusto es mío. Mira, voy a ser directo. El caso de tu marido no es fácil, porque lo que tiene es un shock post traumático muy fuerte. Es evidente que lo que vivió lo impresionó demasiado y su mente, se cerró para protegerse. De todas maneras, lo que me contaste, sumado a lo que hicimos hasta ahora, me deja muy tranquilo. En este poco rato, sin siquiera notarlo, ha recordado muchas cosas
TAMI: ¿De verdad? Es que se desespera por recordar y se pone mal...
LEANDRO: Es lógico, Tamara, no te preocupes. Va a tener altas y bajas, pero hay algo que tiene muy claro en su cabeza y en su corazón y eso es el profundo amor que tiene por ti y por su hija. Aferrándonos a eso, podremos sacar toda la situación adelante. Ahora, ven, para lo que sigue, te necesito interactuando con él.
TAMI: Antes de entrar, quisiera darte las gracias por atender a mi esposo...
LEANDRO: Por favor, es un honor y un privilegio. Son casos como este los que le dan sentido a mi trabajo. El agradecido soy yo, por la confianza
TAMI: (Sonríe) De todos modos, gracias...
LEANDRO: Entremos...
MARTÍN: (Viendo a Tami) ¡Hola, guapa!
LEANDRO: Toma asiento, Tamara, por favor
TAMI: (Lo hace al lado de su esposo) Hola, guapo... (Le da un beso y le sonríe)
LEANDRO: Bien, muchachos, antes de seguir, quiero decirles dos cosas. Hablé con tu neurólogo y los estudios están perfectos, Martín, no tienes ningún problema físico, ni secuelas en tu cuerpo. Por ese lado, estás como si nada te hubiese pasado.
MARTÍN: ¡Genial! Pero, ¿qué hay de mi cabeza?
LEANDRO: Permíteme que te explique algo. La memoria humana es una facultad cerebral gracias a la cual conservamos y almacenamos información y experiencias pasadas. La memoria, tiene tres fases, la codificación de la información, su almacenaje y su posterior recuperación. Una vez que almacenamos esta información, se produce una progresiva pérdida de datos si el cerebro no recibe los estímulos adecuados para conservar los recuerdos. ¿Hasta ahí me comprenden?
TAMI: Si
MARTÍN: Si
LEANDRO: Prosigamos, pues... Existen tres tipos de memoria humana, según la duración de la retención del recuerdo.
La memoria sensorial: está fuera de control de la conciencia y se da de una manera automática. Provienen de los sentidos, como la vista y el oído, y prolongan la duración de la estimulación.
La memoria a corto plazo u operativa: esta memoria nos permite recordar entre 7 y 9 elementos durante 10 a 15 segundos. De esta serie de elementos, siempre recordamos mejor el primero y el último.
Y la memoria a largo plazo: Es donde almacenamos los recuerdos vividos, el conocimiento, las imágenes, los conceptos, estrategias de actuación, etc. Es la que consideramos como memoria en general. La memoria a largo plazo tiene una capacidad ilimitada y puede retener la información durante toda la vida si recibe los estímulos adecuados. (Los ve como perdidos)
En tu caso, Martín, las tres fases se ven afectadas, pero hay algo muy positivo en eso y es el detonante de todo
MARTÍN: ¿Y qué es eso, doctor?


4 comentarios:

  1. Todos los días se aprende algo nuevo, jajajaja!! Genial!

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  2. que capitulo ehh... si que se aprende algo todos los dias como dice Maru... muy buena el doctor

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  3. Jajajajajjaaja excelente capitulooo muy bueno :D me gustooo!!

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  4. Excelente Capitulo!!! Wow con el Psicólogo...

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