La madre de Tincho estaba molesta
por la actitud que su hijo había tenido con Tami
MARGARITA: ¿Tú qué te creíste,
mocoso? ¿Que por lo que te pasó tienes derecho a tratar a todo el mundo como te
da la gana? ¿O piensas que parir es la cosa más sencilla del planeta? ¿O que
todos tenemos que estar supeditados a lo que se te antoja?
MARTÍN: No lo creo, pero tampoco
tiene que poner esa cara de susto...
MARGARITA: No es cara de susto,
es cara de preocupación. Parió hace seis meses, ¿tú
sabes lo que un parto le hace al
cuerpo de una mujer y cuánto tarda en reponerse?
MARTÍN: No tendría que haber
vuelto (Se sienta en el bordillo de la acera) Ella estaría sin
preocupaciones...
MARGARITA: (Le da una bofetada)
¡¡Jamás vuelvas a decir semejante estupidez!! Eres un
mocoso ingrato (Da media vuelta y
se vuelve)
MARTÍN: Mocoso ingrato no, si no
hubiera aparecido, ella no estaría preocupada y comería bien. No tendría
anemia, estaría bien (Empieza a llorar)
EZEQUIEL: (Llegando, ve a su hermano)
¡Ey, cabezón! ¿Qué te pasa, Tincho? (Se sienta con él)
MARTÍN: Nada...
EZEQUIEL: ¿Lloras por nada?
MARTÍN: Lloro porque no debí
haber aparecido...
EZEQUIEL: ¿Qué idiotez estás
diciendo?
TAMI: (Aparece) Eso mismo quiero
saber yo, ¿cómo fuiste capaz de decirle eso a tu madre, Martín?
EZEQUIEL: No entiendo nada
MARTÍN: Es verdad, si no hubiera
aparecido, tú estarías bien (No la miraba)
EZEQUIEL: ¿Qué te pasa, tarado?
¿Además de sin recuerdos, volviste sin cerebro o qué?
TAMI: Eze, déjanos solos, por favor
EZEQUIEL: Si, mejor, porque le
voy a romper el alma a golpes... (Se para y se va)
MARTÍN: ¿Qué me vas a decir? ¿Que
me equivoco? No lo creo, tienes anemia por no comer bien y eso es por mi culpa,
por mi maldita cabeza que no recuerda nada y eso te preocupa...
TAMI: ¡Deja de decir estupideces!
¿Por qué no te enteras bien antes de abrir la boca? Durante un año completo, me
obligaba a comer para poder estar bien y fuerte para mi hija, Martín, pero era
un martirio. Hace unas semanas que volví a vivir. Mira, ¿quieres largarte y
volver a dejarnos? Hazlo, nadie te lo va a impedir, pero nunca vuelvas a dudar
ni de mí, ni de mi amor, porque eso si que no te lo pienso permitir. ¿Qué
esperas? ¡Lárgate! ¿No es lo que quieres?
MARTÍN: No dudo de tu amor, lo
que digo es que mi aparición te hizo mal...
TAMI: Eso, Martín, es dudar y si
piensas que estaría mejor sin ti, además de inseguro, eres un idiota
MARTÍN: Pues soy un idiota y un
inseguro, porque no me creo que un hombre como yo se haya podido casar con un
mujerón como tú, inteligente, hermosa, cariñosa, perfecta...
TAMI: Pero te casaste y además,
tenemos una hija así que si ya no lo recuerdas, ¡te acostumbras o te amuelas!
(Lo agarra de la ropa) Jamás vuelvas a decir algo como lo que dijiste, porque
estuve muerta en vida un año y eso, no es nada agradable. Voy a buscar a
Martina para irnos a casa. Si quieres, puedes venir y si no quieres, vete al
demonio...
MARTÍN: (La atrae hacia su cuerpo
y la abraza) Perdón...
TAMI: (Se suelta) A mí no me
pidas perdón, sino a tu familia y sobre todo a tu mamá. Eres padre y no puedo
creer que le hayas dicho que hubiera sido mejor que te sigan creyendo muerto...
MARTÍN: ¿Por qué te sueltas? (Se
levanta) Vámonos (Se mete en la casa y va hasta donde estaban sus padres)
¿Puedo hablar con ustedes? Sólo quiero pedirles perdón por mi comportamiento y
por lo que te dije, mamá, lo siento...
MARGARITA: Eres un mocoso
maleducado, pero no puedo estar enojada contigo.
VICENTE: Ni yo, hijo (Lo abrazan)
EZEQUIEL: Pues yo te daría unos
buenos trancazos y a ver si así se te quita lo tarugo, pero ya no serviría...
TAMI: (Apareciendo con Martina)
Nosotras nos vamos, familia. Gracias por todo
MARGARITA: ¿Te vas sola?
TAMI: No depende de mí, suegrita,
sino de Martín. Aquí tiene a su esposa y a su hija amándolo y necesitándolo,
pero el señor, aparentemente, prefiere volver a desaparecerse... ¡Que tengan
buenas noches! (Se va)
EZEQUIEL: ¿No te vas con ellas?
MARTÍN: Si, adiós, familia (Se
despide de todos y sale)
Tami iba muy enojada. Martín
cogió a la niña en brazos y la siguió en silencio. Se subieron en el auto y se
fueron. Unos minutos después, ya estaban en la casa y Tami había alimentado y
acostado a la niña. Martín, por su parte, estaba en la sala mirando por la
ventana...
TAMI: Me voy a dormir un poco, si
te apetece una siesta, puedes ocupar tu sitio en la cama, a mi lado, Martín
MARTÍN: Espera...
TAMI: ¿Qué?
MARTÍN: ¿Antes era así?
TAMI: No has cambiado nada.
Aunque es la primera vez que dices una burrada como esa...
MARTÍN: Lo siento... Gracias por
responderme...
TAMI: ¿Entonces? ¿Vienes a tomar
una siesta conmigo?
MARTÍN: Ve tú, ahora voy...
TAMI: No te tardes, doce meses
sin ti, fueron demasiados...
MARTÍN: No me tardo...
TAMI: Está bien... (Se va a la
alcoba, se quita las sandalias y se recuesta)
MARTÍN: (Unos minutos después, se
va al cuarto y se acuesta, dándole la espalda y le habla bajito) Que
descanses...
TAMI: ¿Por qué me das la espalda?
Y son apenas las tres de la tarde, no te despidas como si fuera hasta mañana...
MARTÍN: Te doy la espalda porque
estás enojada y antes, cuando te abracé, me soltaste, así que no me arriesgo a
que me rechaces otra vez...
TAMI: Me solté porque dijiste que
estaría mejor si siguiera creyendo que estabas muerto, ¡menso! (Se levanta y se
va)
MARTÍN: (Se levanta él también y
va tras ella, la abraza por detrás y le habla al oído) Perdóname por lo que
dije, por favor, no quiero que estés enojada conmigo, no lo soporto (Le besa el
cuello)
TAMI: Me enojo porque me parece
que de verdad lo crees... ¿Cómo puedes siquiera pensar eso, Martín?
MARTÍN: Porque te veo mal por mi
culpa... (Le seguía besando el cuello)
TAMI: ¿Me ves mal porque se
supone que tengo una anemia? (Se gira) Estuve semanas enteras sin poder
levantarme de la cama, llorando por ti y cuando estaba a punto de dejarme ir,
para poder estar contigo, sentí a nuestra hija dándome fuerzas para vivir.
Piensa en eso antes de volver a decir semejante canallada
MARTÍN: Lo siento, Mocosa,
perdóname, por favor... (No la soltaba)
TAMI: (Por fin, se deja abrazar)
¡Eres un bobo!
MARTÍN: Lo soy...
TAMI: ¿Podemos ir a dormir un
rato?
MARTÍN: Vamos... (La carga y la
lleva al cuarto. Una vez allí, la recuesta y él hace lo mismo, a su lado)
TAMI: Ahora si...
MARTÍN: ¿Ahora si, qué, Mocosa?
TAMI: Puedo descansar tranquila,
en tus brazos, con tus besos
MARTÍN: Eso es lo que quiero, que
estés tranquila siempre y si no quieres tener más hijos, no los tenemos (La
besa) Hago lo que sea para que seas feliz...
TAMI: (Voltea y lo mira) No es
que no quiera más hijos, Insoportable, sólo quiero esperar un poco. Al menos
hasta saber qué tengo. Martina es muy pequeña aún y me reclama las 24 horas del
día, precioso, ¿qué tiempo le voy a dedicar a dos bebés?
MARTÍN: Yo te ayudaría...
TAMI: Lo se, mi amor, se que eres
el mejor papá y seré muy feliz cuando tengamos otro hijo, pero no ahora, más
adelante, cuando la niña esté más crecida y coma algo que no salga de mí...
MARTÍN: Está bien...
TAMI: Lo único es que a partir de
ahora, tenemos que ser precavidos, digo, si queremos entrenarnos...
MARTÍN: Todo lo que tú digas.
TAMI: ¿Vas a andar así de
complaciente?
MARTÍN: Si...
TAMI: (Le dice algo al oído)
¿Para eso también?
MARTÍN: Sobre todo para eso...
TAMI: (Lo besa) A ver...
MARTÍN: ¿Qué quieres ver?
TAMI: Que tan complaciente eres
en eso
MARTÍN: Todo lo que quieras...
TAMI: Muchas palabras, pocos
actos
MARTÍN: No tenemos con que
protegernos... ¿Nos arriesgamos?
TAMI: ¿Quién dice que no hay
protección? (Se levanta y saca una cajita del placard) Los usábamos cuando
ameritaba...
MARTÍN: ¿Eso no está caducado?
TAMI: (Se fija) No, mira
MARTÍN: Mmmm, benditos... (Se
pone sobre ella y la besa bien rico)
TAMI: Me gusta que me beses así
MARTÍN: A mí me gusta más (Baja
una mano por el costado de su esposa, hasta la pierna, tocando todo a su paso,
mientras la besa)
TAMI: (No hacía más que besarlo,
quería que él la buscara) Tus besos son exquisitos
MARTÍN: TÚ eres exquisita (Va
bajando su besos por el cuerpo de su esposa) Esto me estorba (Le abre la camisa
de un tirón, rompiendo los botones)
TAMI: ¡Muy bien hecho,
Insoportable!
MARTÍN: (Besa el vientre de su
esposa) Mmm... Me encanta besarte aquí...
TAMI: (Ríe suavemente) Y a mí me
encanta cuando vas más al sur...
Jajajja, GOLOSOSSSSSSSS!!!!!!!
ResponderEliminarjajaja uhh despues de la pelea viene lo mejor fiesta privada entre Tincho y Tami... que bueno que se arreglo todo entre ellos
ResponderEliminarQue bobo es Tincho. Lo bueno es q ya le esta pagando sus bobadas a Tami...
ResponderEliminarJajajajjajajajajjjajajja como siempre excelenteeee que cosas cheee esta genial me encanto el cap :D
ResponderEliminartincho que insoportable sos jjaja!!
ResponderEliminar